Estudiantes fabrican un detector de rayos cósmicos que se lanzará en octubre

Otero ha lamentado que España tenga carencias en materia científica.

Un equipo de doce estudiantes de la Universidad de Bilbao trabaja bajo la supervisión del ingeniero leonés Alejandro Otero en la construcción de un detector de rayos cósmicos, un proyecto seleccionado por la Agencia Espacial Europea que se lanzará al espacio desde una estación sueca en octubre.


Este detector tiene el objetivo de determinar el tipo y el comportamiento de los rayos cósmicos a una altura intermedia entre la tierra y la habitual posición de los satélites para conocer su densidad, ha explicado Otero, responsable de la parte estructural y mecánica del proyecto, en una entrevista con la Agencia Efe.


Un estudio posterior al lanzamiento determinará "si pueden ser más o menos dañinos, por ejemplo para determinados aparatos electrónicos o para los aviones", ha afirmado. El proyecto lleva por nombre ACORDE (Altitude Cosmic Ray Detector) y se enmarca en el programa REXUS/BEXUS impulsado por las agencias espaciales de Alemania y Suecia.


Los doce responsables de este proyecto, todos estudiantes de un máster de Ciencia y Tecnología Espacial, viajarán el próximo fin de semana a las instalaciones de la Junta Espacial Nacional de Suecia, desde donde se producirá el lanzamiento del detector al espacio una vez concluido.


El proyecto comenzó a gestarse en septiembre de 2015 y se prevé que pueda ser lanzado al espacio el próximo octubre desde el centro espacial Esrange, al norte de Suecia, a 200 kilómetros del Círculo Polar Ártico. El proyecto, para el que se calcula un coste de fabricación "muy bajo, cercano a los mil euros", consiste en diseñar y construir un detector de rayos cósmicos, que será elevado mediante un globo estratosférico hasta una altura máxima de treinta kilómetros.


"Durante el ascenso deberá ser capaz de determinar el número y tipo de rayos cósmicos que lo atraviesan, mientras sobrevive a condiciones de temperatura extremas", ha concretado Otero. Este equipo de estudiantes de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Bilbao ya ha realizado un prototipo de lo que será el detector y lo ha probado en tierra.


Otero ha explicado que la cámara que lanzarán al espacio subirá gracias a un globo "del tamaño de una habitación", realizará un vuelo de cinco horas de duración y en él se recogerán los datos necesarios para conocer el funcionamiento de los rayos cósmicos.


"La primera capa llevará un aislante térmico que protegerá al detector de las temperaturas extremas, que pueden alcanzar los ochenta grados centígrados, mientras que la segunda se realizará en fibra de carbono y el esqueleto de la caja será de aluminio", ha descrito. En la base llevará además un depósito de hielo seco que genera un punto frío y sobre él se colocará un cubo de metacrilato transparente con un foco caliente.


"Dentro de ese cubo meteremos una esponja empapada en alcohol isopropílico para obtener niebla. A través de ella pasan las partículas para generar trayectorias", ha explicado. Todo el proceso será filmado con distintas cámaras colocadas en el detector y tras el aterrizaje se realizará un estudio que durará dos meses y las imágenes se editarán en un vídeo en tres dimensiones para ver la trayectoria de los rayos cósmicos que lo atraviesen.


Aunque reconoce el trabajo de las universidades que apuestan por este tipo de proyectos de investigación, Otero ha lamentado que España tenga carencias en materia científica. "España está a la cola porque quiere. No hay tradición espacial y son pocas las universidades que compiten por este tipo de experimentos", ha afirmado, al tiempo que ha asegurado que "claro que hay profesionales y claro que hay nivel, pero falta tradición y continuidad en las universidades", ha lamentado.

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