​Luces y sombras en la coartada de la policía Raquel Gago

Ha escuchado aliviada testimonios que avalan su coartada frente a otros que la desmontan.

Raquel Gago, durante el juicio.
?Luces y sombras para la policía Raquel Gago
Efe

Raquel Gago ha visto desfilar por el tribunal que la juzga por el asesinato de la presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco a testigos claves para sus intereses. Y ha escuchado aliviada testimonios que avalan su coartada frente a otros que la desmontan y apuntan a su implicación en el crimen.


Esta policía local de León que acaba de cumplir 43 años es la gran incógnita en el crimen que el 12 de mayo de 2014 sacudió España entera y paralizó durante varios días la campaña electoral que entonces se celebraba.


Nadie entendía la participación en el crimen de una mujer "normal", que mantenía una estrecha relación con su familia, a la que sus amigas querían y de la que sus compañeros no dudan en afirmar que es una buena policía. Pero las pruebas así lo indicaban.


"Demasiadas casualidades", sostiene la fiscalía cuando recuerda que Raquel tomó café el día del crimen con Montserrat González, autora confesa del asesinato, y con su hija, Triana Martínez; que recibió una llamada de ésta minutos después de que su madre tiroteara a Isabel Carrasco y que, acto seguido, se encontraran "casualmente" en la calle Lucas de Tuy de la capital leonesa.


Fue entonces, según declaró Raquel, cuando su amiga Triana introdujo en su coche un bolso de grandes dimensiones con el arma homicida en su interior sin que ella se diera cuenta.


Y lo peor de todo fue que tardó más de un día en desvelar que había estado con Triana y con su madre el día del crimen aunque sabía desde el principio que estaban detenidas como sospechosas porque la noticia de la muerte de Isabel Carrasco era la más destacada en televisiones y radios.


La pregunta que siempre se le ha formulado es la de ¿por qué no fue a la Policía el mismo día del crimen para decir que había visto a Triana minutos después del crimen?


Su explicación ha sido siempre la misma y afirma que se bloqueó porque no podía creer lo que había sucedido.


"Todavía hoy no me explico por qué actúe así, pero mi reacción fue esa y ya no la puedo cambiar", declaró Raquel cuando tuvo que declarar ante el tribunal el pasado 20 de enero.


Esta mañana han testificado su hermana Beatriz y las amigas que estuvieron con ella en las horas siguientes al crimen.


Todas ellas han coincidido en que la bolsa con el arma no estaba visible en el interior de su coche y que cuando la encontró -bajo el asiento del conductor al tratar de meter una bicicleta para llevarla a reparar- se puso muy nerviosa, al borde de la histeria, y no paraba de repetir: "Esto no tenía que estar aquí".


Especialmente favorable para sus intereses ha sido el testimonio de Beatriz Real, quien ha asegurado que Raquel se encontraba cerca del lugar del crimen el día de autos porque quería adquirir unos artículos en su establecimiento de manualidades, de la que era cliente habitual.


Esta testigo se ha derrumbado durante su declaración y, entre sollozos, ha afirmado que lamenta que Raquel Gago se siente en el banquillo de los acusados porque ella no abriera ese día la tienda a su hora.


"Raquel no debería estar ahí sentada. Todo esto es muy injusto", ha apostillado con un llanto desconsolado.


Hasta aquí las luces. Las sombras las han puesto los policías a los que llamó Raquel cuando encontró el arma y que han sostenido que, por sus dimensiones, el bolso no podía esconderse debajo del asiento del conductor y que, por tanto, tenía que saber que estaba ahí antes de que se lo comunicara a la Policía.


Dos de los policías que registraron el coche consideran imposible que se pudiera encajar debajo del asiento del conductor y un tercero ha admitido, aunque con reservas, esa posibilidad.


Además, los policías han recordado que Raquel les dijo entonces que el bolso estaba tal y como la había encontrado, es decir, a la vista, lo que contradice sus declaraciones posteriores, tanto en Comisaría como en el juzgado y en el propio juicio.


A la espera de la pruebas periciales, que se dilucidarán la próxima semana, será el jurado que conforman cinco hombres y cuatro mujeres el que dictamine si Raquel Gago es inocente y las pruebas que aparentemente la incriminan son fruto de una fatal casualidad, o si, por el contrario, participó en el plan urdido por Montserrat González y su hija para asesinar a Isabel Carrasco.


De momento, la autora confesa del crimen afirma ser la única responsable del crimen y ha exculpado a su hija y a Raquel Gago.

Montserrat González se sabe condenada de antemano -aspira a una reducción de conceda si se acepta la eximente de enajenación mental-, por lo que verdaderamente se está juzgando estos días en León es si Triana y Raquel participaron en el asesinato o son inocentes como proclaman.

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