Policías y cargos de Diputación declararán en el juicio por la muerte de Isabel Carrasco

?Lo más relevante de la semana será la presencia del algunos cargos políticos en la Diputación y trabajadores.

Montserrat González durante el juicio.
Montserrat González asegura que no se arrepiente de haber matado a Isabel Carrasco
Efe

El juicio por el crimen de la dirigente del PP Isabel Carrasco, que murió tiroteada el 12 de mayo de 2014, afronta desde mañana su tercera semana con la declaración de algunos de los policías que participaron en la investigación, y de personal de la Diputación de León, institución que presidía la víctima.


Lo más relevante de la semana será la presencia del algunos cargos políticos en la Diputación y trabajadores llamados por la defensas de Montserrat González, autora confesa del asesinato, y de su hija, Triana Martínez, que intentará demostrar que Carrasco ejercía un poder absoluto y daba y quitaba puestos a su antojo, según han declarado estas dos acusadas.


Lo más destacado de la pasada semana fue la declaración de los policías que interrogaron a dos las acusadas tras su detención y cuyo proceder cuestionan las defensas, que denuncian que las engañaron.


José Ramón García, el letrado que representa a Montserrat González y Triana Martínez, les acusa de engañarlas para conseguir una confesión, mientras que los policías defendieron su actuación y aseguraron que en ningún momento les ofrecieron un pacto.


Los acusadas han declarado que ambos policías les prometieron que Triana quedaría libre si les decían dónde estaba el arma homicida porque estaban convencidos de su inocencia y se le aplicaría una eximente completa de encubrimiento, ya que no está penado encubrir a un familiar.


En esa primera declaración en Comisaría, Montserrat González explicó que entregó el bolso con el arma a su hija en un pasadizo de la plaza de Colón y le pidió que lo hiciera desaparecer.


Días después, ante la jueza instructora del caso, Sonia González, sostuvo que había tirado el bolso a la rampa de un garaje nada más abandonar la pasarela peatonal sobre el río Bernesga, donde tiroteó a Isabel Carrasco.


La importancia de cuál de las dos declaraciones tenga en cuenta el jurado radica en que el objetivo principal de la defensa de Montserrat González y Triana Martínez es demostrar que la primera recogió al bolso cuando vio a su madre tirarlo porque en ningún momento conoció en plan para matar a Isabel Carrasco ni participó en su elaboración, como sí defiende la Fiscalía.


Los dos agentes llegados de Burgos también tuvieron que admitir ante el tribunal que habían mentido cuando afirmaron que no estuvieron presentes en el registro que se practicó en la casa de la policía local Raquel Gago, la tercera acusada por este asesinato.


Dijeron que lo hicieron para no desprestigiar la investigación ya que su presencia no constaba en el atestado.


Gago entregó el arma homicida en Comisaría treinta horas después del crimen, aseguró que no sabía cómo había llegado hasta ahí, si bien explicó que la debía haber dejado su amiga Triana Martínez, con quien se encontró "casualmente" minutos después del crimen.


Tras prestar declaración en Comisaría quedó en libertad, aunque dos días después la jueza la envió a prisión el considerar que había numerosas evidencias de su implicación en el crimen y, tras ocho meses en la cárcel, quedó en libertad provisional hace un año.


En su declaración el día de la apertura de la vista oral la asesina confesa de Isabel Carrasco afirmó que ella es la única responsable de su muerte, y explicó que lo hizo movida por el odio debido a que la dirigente del PP llevaba años haciendo la vida imposible a su hija.


La principal acusada por la muerte de Isabel Carrasco, de 60 años, recalcó que no se arrepiente de haberla asesinado y admitió que estaba "obsesionada" con ella.


También sostuvo que su hija e Isabel Carrasco se llevaron bien durante dos años hasta que la dirigente del PP acosó sexualmente a la joven y ésta la rechazó, por lo que la echó de la Diputación y sacó a concurso la plaza de ingeniera de telecomunicaciones que Triana Martínez ocupaba como interina, y que le había prometido que la daría en propiedad.