Drones: de la vigilancia de incendios a la reforestación

Son capaces ya de sembrar entre una y tres hectáreas quemada en sólo 10 minutos.

Un dron? durante una carrera celebrada en la feria en Zaragoza
?Setenta empresas acuden a Expodrónica, la primera feria de drones de España

Acceder a lugares inaccesibles y peligrosos y hacerlo en un tiempo récord es la carta de presentación de los nuevos protagonistas de la recuperación de áreas arrasadas por un incendio forestal, los drones.


Una función que se suma a los innumerables usos demostrados ya por estas aeronaves no tripuladas, hoy día herramientas imprescindibles en la vigilancia de incendios forestales, pero también en el mundo del cine, la fotografía, la agricultura o la seguridad.


Estos aparatos son capaces ya de sembrar entre una y tres hectáreas de superficie quemada en sólo 10 minutos, el tiempo que tarda en agotarse la batería, y cubrir entre 35 y 40 hectáreas en una jornada de trabajo con un solo operario, el piloto, que lo puede manejar a distancia, sin riesgos.


Una tecnología indicada para la restauración de zonas de difícil acceso, fuerte pendiente, lejanía a zonas habitadas o donde se requiera restaurar grandes superficies en poco tiempo, ha explicado a Enrique Enciso, ingeniero de Sylvestris, empresa inspiradora de esta solución medioambiental.


"Hace dos años empezamos a darle vueltas a cómo sembrar bosques del futuro sin grandes riesgos", ha relatado Enciso, y para ello se pusieron en contacto con Triedro, especialista en drones, que diseñó un prototipo capaz de diseminar por el monte la semilla forestal con la que esta compañia trabaja en su laboratorio.

Tras meses de pruebas, ambas empresas han presentado "en primicia mundial" un prototipo capaz de llegar hasta las zonas más inaccesibles del monte y garantizar su regeneración, ya que "sabemos la cantidad de semilla que tenemos que echar por hectárea para lograr el ratio adecuado", ha asegurado Enciso.


El director general de Triedro, Rafael Orbe, ha explicado por su parte que la empresa que dirige compartió la necesidad y entendió que podía aportar mucho valor a la idea con un prototipo capaz de permitir el acceso a lugares a los que no llegan las personas y "de una manera más eficiente y más solvente".


"La gran dificultad técnica o el gran desafío -ha añadido- era resolver la dicotomía ente la autonomía de vuelo necesaria y la carga que podía soportar el aparato", por lo que finalmente se optó por aligerar el peso de la batería, aunque con ello se rebajase la autonomía de vuelo, a cambio de una mayor carga de semilla.


Según Enrique Enciso, la reforestación de una superficie quemada siempre se hace con especie autóctona, cuyas semillas se recogen "in situ" y se preparan después en un laboratorio con repelentes químicos para ahuyentar a los predadores.


La siembra se realiza cuando el terreno está húmedo, es decir, en primavera y otoño, y la inmediatez es importante; "después de un incendio estival, solemos actuar ese mismo otoño, la primavera siguiente o, como muy tarde, el siguiente otoño", ha añadido.


La compañía trabaja en la actualidad en la restauración forestal de una superficie quemada en la provincia de Guadalajara, donde prevé hacer uso del prototipo para acceder a las zonas más difíciles sin poner en peligro la vida de los operarios, la mayoría de ellos mujeres y personas en riesgo de exclusión.


Enciso ha asegurado que en el arco mediterráneo se queman todos los años más de medio millón de hectáreas forestales, un tercio de ellas arboladas, de las cuales sólo se recupera una pequeña parte, en general por problemas presupuestarios.


Con esta solución, ambas compañías "contribuyen a restaurar esas zonas devastadas y evitar problemas de erosión y de pérdida de biodiversidad (...) los bosques son importantes sumideros naturales de CO2 y con esta técnica, puramente española, contribuimos a su rápida restauración", ha concluido.

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