El PP, mucho que demostrar tras el duro revés en Cataluña

Cosecha sus peores resultados en las elecciones catalanas en la antesala de las generales.

El PP ha sufrido este domingo un duro revés, con sus peores resultados en unas elecciones autonómicas en Cataluña en veintitrés años, y afronta ahora un periodo determinante hasta la cita de las generales en el que importará mucho lo que el partido de Mariano Rajoy haga en torno al debate catalán.


No hay duda de que los ojos de los votantes del PP, ya sean los tradicionales o los potenciales, estarán puestos en el partido y en la forma en que el Gobierno gestione este momento histórico en el que los soberanistas han obtenido mayoría en escaños -aunque no en votos- y siguen empeñados en avanzar hacia la independencia.


Aunque el presidente del Gobierno ha dicho por activa y por pasiva que hará cumplir la ley y que con él al frente no hay independencia que valga, los resultados de esta noche le van a dar muchos quebraderos de cabeza.


Por eso ahora a Rajoy y al PP les espera una campaña electoral crucial que irá unida a las decisiones, gestos y medidas con Cataluña que vengan desde La Moncloa tras el triunfo de los soberanistas.


Pero antes de augurar lo que va a pasar al PP le toca también detenerse a analizar los resultados.


Ciudadanos no sólo se ha comido buena parte del pastel de los populares, además le sobrepasa con más del doble de votos, mientras que el PSC, aunque también ha perdido apoyos, aventaja a los populares en cinco escaños, y la candidatura de Podemos, Catalunya Sí que es Pot, les supera en un parlamentario.


En estas semanas de precampaña y campaña, algunos populares admitían que la movilización del partido, del Gobierno y de distintas voces contra la independencia, como las de el mundo de la empresa o la banca, podían estar llegando tarde tras tres años en los que el soberanismo ha ido construyendo un relato fuerte que ha calado sobremanera en la sociedad.


La designación de Xavier García Albiol como candidato a la Generalitat, ha podido evitar, entienden fuentes populares consultadas, un batacazo aún mayor, pero se produjo a tan solo dos meses de las elecciones y ha obligado a hacer una campaña contrarreloj que nunca ayuda en citas claves como ésta.


Los populares se han centrado en esta campaña en buscar el voto de los no nacionalistas, de los "catalanes de adopción" como los ha llamado Albiol, varias generaciones de españoles de otras tierras que emigraron a Cataluña y que tradicionalmente no votan en las citas autonómicas.


Pero la participación ha sido muy alta, histórica, por lo que se entiende que muchos de esos votantes han acudido a las urnas, sí, pero han elegido otra papeleta, sobre todo la de Ciudadanos.


Los populares admiten que será crucial el papel que tenga el Gobierno de Mariano Rajoy en las próximas semanas, con el compromiso dado de que se cumpla la ley en Cataluña.


No en vano, dentro de dos días el Congreso aprobará definitivamente la reforma de la ley del Tribunal Constitucional para que este organismo pueda obligar a la ejecución de sus sentencias y sancionar o incluso suspender a quienes las incumplan.


Apenas quedan poco más de dos meses para las elecciones generales -que serán el 13 o el 20 de diciembre- y en ese tiempo el PP tiene que demostrar ante sus votantes del resto de España que cumplirá con la palabra dada y frenará el proceso independentista.


Para empezar, la misma noche electoral el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, ha dicho en nombre del partido y de Rajoy que "mañana sigue todo igual" y que el presidente no piensa consentir ningún camino hacia la independencia. Y le ha recordado a Artur Mas que no tiene la legitimidad política ni jurídica para seguir adelante.


Ahora le toca a Rajoy mover las piezas de un tablero enrevesado con el problema catalán en el centro y las urnas que decidirán su futuro cada vez más cerca.

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