​"Se busca camarera con mucho pecho"

En tiempos de penurias abundan las ofertas de trabajo con requisitos vejatorios y promesas de salarios ridículos.

Los empleadores llevan un tiempo que no se cortan. ¿Para qué decir "buena presencia" cuando todo el mundo está pensando en lo mismo? Este domingo un portal de anuncios incluía el siguiente mensaje: "Busco chica joven para camarera", y a continuación se pedía como "requisito imprescindible" el tener "mucho pecho". Nada de rodeos. Menos mal que el empresario, aparte de los atributos físicos -entre ellos exhibir "buenas medidas"-, también demandaba "ganas de trabajar".


La oferta de trabajo duró en internet un suspiro, pues cuando la prensa digital dio cuenta de la noticia, el empresario retiró el anuncio. Por eso se sabe poco del dueño del establecimiento hotelero, al margen de tener una acendrada manía de no colocar ni una coma en su sitio. Síntoma que evidencia que no ha pasado por una escuela de negocios.


El autor del anuncio, cuyo referentes culturales deben estar anclados en el cine del destape, no era muy exigente, pues requería solo "algo de experiencia", tampoco hay que exagerar. El mensaje apareció en una web de anuncios gratuitos y fue publicado bajo el epígrafe 'Cocineros-camareros'. Lo malo es que antes de que se suprimiera ya había suscitado el interés de más de una docena de lectores.


El mundo del trabajo ya se sabe que anda mal. No en balde, como dice Montoro, los salarios crecen moderadamente. Sin embargo, ahora una parte de los agentes sociales parece haberse desmelenado.


No hace mucho, alguien que precisaba una secretaria ponía los puntos sobre las íes. "Quien no se sienta cómoda en una minifalda que se abstenga". Como el que avisa no es traidor, el anunciante advertía de que la presentación y la imagen no eran aspectos desdeñables. "El físico, nos guste o no reconocerlo, es en este caso muy importante".


La rapiña laboral no está reñida con la literatura del absurdo. Con esa disposición, un seguidor de Ionesco reclamaba un administrativo comercial, bilingüe y "con alta tolerancia a la frustración". La devaluación interna se nota, y mucho, en el género de los anuncios por palabras. Uno que suscitó la ira de muchos requería del candidato a abandonar las filas del paro ocho años de experiencia y un nivel alto de inglés, al tiempo que se valoraban los conocimientos de alemán. ¿A cuento de qué tanta indignación? No era una broma pero la retribución ofrecida lindaba con el chiste malo: 600 euros brutos al mes.


Como nadie discute que los jóvenes de hoy constituyen la generación mejor preparada, uno de esos emprendedores que tanto abundan ahora se dejó llevar por el entusiasmo. "Se busca licenciado en Administración y Dirección de Empresas para repartir bollería en Murcia".


Entre lo más sobresaliente en la antología del anuncio laboral figura el de una peluquería muy fina.


El dueño del negocio no quería un pelanas, sino un trabajador con siete años en el oficio que pudiera acreditar "dominio de todas las técnicas, incluyendo las más innovadoras". Aparte de saber trabajar en equipo, era necesario demostrar algunas menudencias, léase, "imagen y modales cuidados, educación exquisita, simpatía, psicología, capacidad resolutiva, flexibilidad horaria" y buenas referencias.


La retribución ofrecida oscilaba entre 600 y 900 euros brutos al mes. Una promesa al estilo Vito Corleone: nadie la puede rechazar.