El terremoto de Ossa de Montiel no implica un mayor riesgo

El seísmo de 5,2 en la escala de Richter, recordó a muchos la catástrofe del terremoto de Lorca.

Pese a su magnitud de 5,2 en la escala de Richter, el sismo con epicentro en Ossa de Montiel (Albacete) "no implica un mayor riesgo del habitual" en España donde, según datos de la Red Sísmica Nacional, se producen 2.500 cada año y apenas una media de 2 al mes son sentidos por la población.


El movimiento de tierras de este lunes, que fue percibido en buena parte de la península ibérica, recordó a muchos ciudadanos la catástrofe provocada por el terremoto de Lorca que el 11 de mayo de 2011 sacudió en especial a este localidad murciana, pero también a puntos de Andalucía, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Madrid.


En aquel suceso, que tuvo una magnitud similar al de Albacete, se produjeron 9 víctimas mortales, incluyendo a dos mujeres embarazadas y un adolescente de 14 años, además de más de 300 heridos y daños en un 80% de los edificios de Lorca, mientras que en el de Ossa de Montiel no hubo daños personales ni materiales de importancia.


La gran diferencia entre lo ocurrido en ambos epicentros -el lugar de la superficie terrestre donde se siente con mayor intensidad- es su hipocentro o foco sísmico, es decir, el punto exacto en el interior de la Tierra donde se desencadena el fenómeno; en el caso de Murcia, estaba ubicado aproximadamente a unos mil metros de profundidad mientras que en Albacete estaba diez veces más abajo.


De haberse producido al mismo nivel, lo más plausible es que Ossa de Montiel hubiera sufrido daños similares o peores a los de Lorca, ya que según la información facilitada por el Ilustre Colegio Oficial de Geólogos, el terremoto "desprendió una energía equivalente a 100 toneladas de trinitrotolueno (TNT)".


Según Luis Suárez, presidente de esta institución, el seísmo se produjo probablemente en una falla de desgarre, ya que el lugar exacto donde sucedió es una zona intraplacas, sin registros previos de terremotos, y consistió en dos sacudidas de entre cuatro y cinco segundos.


En todo caso, y aunque España no está considerada como zona de riesgo de grandes seísmos, sí puede decirse que está sometida a un constante temblor que es "completamente normal teniendo en cuenta la ubicación física de la península ibérica", en función de los registros recogidos por la Red Sísmica Nacional.


Sólo en los últimos cinco días se han producido más de 60 movimientos de tierras de magnitud igual o superior a 1,5 en lugares tan dispares como Santa Fe de Mondújar (Almería), Aledo (Murcia), Guía de Isora (Santa Cruz de Tenerife), Manises (Valencia), Ubrique (Cádiz), Canet de Mar (Barcelona) o la costa de Pontevedra, pero ninguno de ellos ha causado daños materiales o personales.

Estos datos configuran un mapa en el que puede apreciarse la especial concentración histórica de terremotos en la zona sur y este de la península, en línea con la placa tectónica euroasiática, cuyos roces y deslizamientos con la placa africana que sigue la línea de tierras emergidas en el norte del continente vecino -ambas forman parte de las conocidas como 15 placas "mayores" del planeta- provocan el fenómeno de la sismicidad.


El de Ossa de Montiel es el terremoto más intenso en España desde que en 2012 se produjo uno de 5,6 grados en la costa atlántica frente a la localidad pontevedresa de Lalín, pero la historia recuerda algunos tan destructores como el que, con epicentro en Albolote (Granada), causó 12 muertos y 70 heridos en 1956.

Remontándonos aún más en el tiempo, en 1884 se produjo un temblor de 6,5 bajo Arenas del Rey (Granada) donde perecieron al menos 839 personas y fueron destruidos o dañados hasta 13.000 edificios, mientras que en 1775 se produjo otro de 8,5 al suroeste del cabo San Vicente (en el extremo sudoeste de la Península) que afectó a Europa Occidental y el norte de África.


En aquella catástrofe, la más importante sufrida por España según los datos de la serie histórica, murieron 15.000 personas sobre todo en Lisboa pero también en Cádiz y Huelva.