La Iglesuela llora la muerte de Miguel Pajares

La noticia ha pillado al pueblo 'por sorpresa' ya que confiaban en su recuperación.

La Iglesuela llora la muerte de Miguel Pajares
La Iglesuela llora la muerte de Miguel Pajares
Efe

Los vecinos del pequeño municipio de La Iglesuela han despertado esta mañana con una mala noticia, la de la muerte por el ébola de su paisano Miguel Pajares, del que, al igual que sus familiares, han recordado este martes su humanidad y su espíritu solidario.


La noticia los ha cogido hasta cierto punto desprevenidos, ya que, en general, todos estaban esperanzados en que podría superar la enfermedad tras haber sido trasladado a España desde Liberia, donde contrajo el ébola en el desarrollo de su labor humanitaria como miembro de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.


Pensaban que se podía curar, pero este martes la esperanza se ha tornado repentinamente en tristeza y ha dejado a todos los que conocían a Miguel Pajares un poco desconsolados.


Su estado de ánimo se condensa en las declaraciones que hacía una vecina: "ya han tocado las campanas por él, hasta entonces no me lo creía. Estoy llena de tristeza".


Mientras miraba con lágrimas en los ojos el ondear de las banderas a media asta en el balcón del Ayuntamiento de la Iglesuela, la misma vecina añadía: "era un hombre bueno, lo ha sido siempre. Sólo ha hecho cosas buenas por los demás, desde pequeño siempre pensaba antes en los otros que en sí mismo".


Durante toda la mañana se podía percibir el silencio en las calles de La Iglesuela. Juntados en corrillos y en los quicios de las puertas, otros vecinos también asentían: "sólo nos queda decir que era un hombre bueno".


Después de que el Ayuntamiento de La Iglesuela haya decretado tres días de luto oficial, el alcalde, Víctor Elvira, ha expresado el sentir de todo el pueblo: "ha sido como un jarro de agua fría, no esperábamos este desenlace, estábamos esperanzados en la curación de Miguel".


El regidor ha asegurado que el pueblo se ha volcado con los familiares del sacerdote, del que ha destacado su entrega al trabajo, su preocupación por los demás y su labor humanitaria y ha avanzado que previsiblemente el sábado se celebrará una misa funeral en su memoria.


Desde primera hora de la mañana los hermanos y sobrinos de Miguel han permanecido en la casa familiar de La Iglesuela, en la que han recibido, con una resignada tranquilidad, a familiares, amigos y vecinos que querían mostrar sus condolencias.

También esperaban allí a Gregorio, uno de los hermanos del sacerdote que aún no había llegado al domicilio.


Al filo de las dos de la tarde, Gregorio ha podido abrazar a sus hermanos y compartir lágrimas por la pérdida de Miguel. Minutos después, toda la familia atendía a los periodistas con serenidad y agradeciendo la atención recibida.


"No ha podido ser y hay que aceptarlo" ha dicho Gregorio, confesando que hasta el último momento han mantenido viva la esperanza de la recuperación de su hermano.


Emilio Pajares, otro de los hermanos del sacerdote, ha lamentado el fatal desenlace: "nos ha dejado rotos. Los informes que decían que estaba estable nos hacían pesar que se iba a curar".


Los hermanos de Miguel han recordado la figura de su hermano explicando que "se marchó muy joven a la orden, y desde siempre ha estado a su servicio y ayudando a todos los necesitados".


También han lamentado que el sacerdote no se quedase el pasado mes de junio en España: "le pedimos que ya no regresase, pero no hizo caso, él quería seguir trabajando por los demás".


"Él quería que nos demos cuenta de lo que está pasando en África, el trabajo que están realizando muchos misioneros como él. Lo importante es que quede constancia de la misión de Miguel", ha dicho uno de sus sobrinos, Javier Pajares.


La familia ha confirmado que Miguel Pajares descansará en el panteón de la Orden de San Juan de Dios, porque como apunta Gregorio pajares: "él deseaba descansar en el panteón de su orden".