El papa es argentino, Dios puede ser brasileño, pero Ecuador es el Paraíso

Así ha bromeado el Presidente de Ecuador en su discurso de investidura como doctor Honoris Causa.

Rafael Correa
El papa es argentino, Dios puede ser brasileño, pero Ecuador es el Paraíso

"Los argentinos presumen de que el Papa es argentino y en Brasil aseguran que Dios es brasileño, vale, el Papa es argentino y puede que Dios sea brasileño, pero Ecuador es el Paraíso, donde todos son bienvenidos", ha bromeado el presidente de Ecuador, Rafael Correa.


Estas palabras, que Correa ha pronunciado durante su discurso de investidura como doctor Honoris Causa por la Universidad de Barcelona, han originado un gran aplauso de los más de 200 asistentes a la solemne ceremonia de investidura del presidente ecuatoriano, que ha animado a los presentes a visitar su país, en el que, ha destacado, un 20% de su territorio está protegido.


Correa ha explicado que la nueva Constitución de su país es la primera del mundo que reconoce derechos a la Naturaleza y que Ecuador es uno de los países con mayor diversidad ya que "posee el mayor número de especies del planeta en un territorio de solo 256.000 kilómetros cuadrados", donde coexisten "todos los climas y microclimas".


"En Ecuador podemos desayunar en la playa, almorzar en las faldas de un glaciar, cenar en plena selva amazónica, y al día siguiente ir a las islas Galápagos, que es una de las siete maravillas del mundo", ha dicho el presidente ante el foro académico.


También ha presumido con desparpajo de que su país tiene "la mayor geodiversidad, porque ningún país tiene tantos ciclos ecológicos en un área tan reducida".


En otro arranque de sinceridad, el presidente ecuatoriano también ha despertado las sonrisas de los asistentes cuando ha afirmado que no se parecen en nada el mundo académico, del que procede porque era profesor universitario, y el mundo político, en el que está inmerso ahora.


"Aunque estoy muy feliz de poder servir a mi patria con todo mi esfuerzo y corazón, a veces, cuando la política muestra su rostro malintencionado, vergonzoso, decepcionante, extraño muchísimo la vida académica", ha confesado Correa.


"Las diferencias entre la vida académica y la vida política son abismales, mientras en la primera es un pecado no decir la verdad, en la segunda es prácticamente un pecado decirla", ha dicho arrancado los primeros aplausos.


"En la vida académica ustedes encuentra sencillez, amor por la ilustración y la verdad, normalmente lo mejor de la naturaleza humana; a nadie se le ocurriría deliberadamente decir una falsedad o hablar de lo que no conoce, en política frecuentemente el que más habla es el que menos sabe y destrozar la verdad es una simple estrategia", ha criticado Correa, gran defensor de la educación y la ciencia.


Tras destacar que su país es uno de los que más ha reducido las desigualdades gracias a multiplicar por cuatro la inversión pública en educación -haciéndola universal y gratuita- y en sanidad e instaurando un "salario digno" por encima del salario mínimo, Correa, que se ha confesado creyente, ha reconocido que "en política y economía no existen los milagros, sino convicciones políticas".


Antes de entrar en la universidad para participar en el acto, rodeado de un gran despliegue de seguridad, el presidente ecuatoriano ha saludado a los numerosos compatriotas suyos que le esperaban a las puertas del edificio histórico de la Universidad de Barcelona para aclamarle.


Una joven le ha besado afectuosamente abrazándole con ímpetu, otra le ha pedido fotografiarse con él como si fuera su ídolo, los más alejados le clamaban: "¡Rafael! ¡Rafael!" y "¡Presidente!, "¡Presidente!", mientras él repartía abrazos y sonrisas, para enojo de sus guardaespaldas.