De otra pasta

Los periodistas secuestrados han puesto de manifiesto su entereza tras su arresto.

Ricardo García y Javier Espinosa
De otra pasta

Hay personas que nacen o se hacen, como se dice popularmente de quien es especial y sobresale en muchos sentidos, "de otra pasta", y ese es el caso de dos hombres, dos periodistas, Javier Espinosa y Ricardo García Vilanova.


Son de otra pasta.


Llevan años demostrándolo en el ejercicio del periodismo, uno como redactor de El Mundo y otro como fotógrafo "freelance", y ambos reporteros de guerra y trabajando en lugares a los que pocos se atreven a ir, aunque sea con casco y chaleco.


Ninguno de los dos, que cuentan en su currículum con importantes premios por sus trabajos, pierde el rigor informativo ni tampoco olvidan el sufrimiento que les toca presenciar y transmitir al mundo.


La también periodista Mónica García Prieto, pareja de Javier, con el que tiene dos niños pequeños, afirmó recientemente que cuando una vez le comentó que sus hijos le necesitaban él respondió que los niños sirios necesitaban de la atención del mundo.


Hoy Javier ha recibido en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) el abrazo alegre y despreocupado de esos dos niños, que le han entregado un ramillete de flores silvestres recogidas en los alrededores de la pista de aterrizaje, donde los liberados han llegado desde Turquía.


El periodista de El Mundo también demostró el sábado su "otra pasta" cuando hizo la siguiente llamada a su periódico: "Hola, oye, soy Javier Espinosa. Apunta este número de teléfono y llámame ya mismo. Estamos bien. Los dos. Ricardo y yo. Avisad a Mónica y a nuestros padres".


Espinosa que, además, tiene a su espalda otros momentos difíciles como un secuestro en Freetown (Sierra Leona), hoy ha cedido el paso a su compañero de fatigas, Ricardo, a la hora de bajar del avión que les ha traído a casa.


A las 16:25 horas aproximadamente se ha abierto la escalerilla de un avión Falcon 900 de la Fuerza Aérea Española y han aparecido Ricardo García (Barcelona, 1971) primero y Javier Espinosa (Málaga, 1964) después.


Más delgados, especialmente Ricardo, con el pelo largo y una barba poblada, y los dos con la mirada llena de sentimientos, no han parado de abrazar y besar a sus familiares, amigos y colegas, casi animándoles ellos mismos al resto.


De hecho las primeras palabras de Javier al director y exdirector de El Mundo, Casimiro García-Abadillo y Pedro J. Ramírez, respectivamente, han sido con ironía: "Lo siento", una frase con la que les pedía perdón por toda la preocupación y trabajo que les ha provocado este secuestro.


Después, han ido a la redacción de El Mundo, donde han recibido un largo, cariñoso y emocionado aplauso de la redacción de este diario.


Javier ha respondido a los aplausos con otros propios y, una vez más, ha tenido un gesto con Ricardo, que es "freelance", y le ha adelantado un paso como para que recibiera más directamente la ovación.


La "pasta" que han podido demostrar durante esos 194 días de cautiverio solo nos la podemos imaginar de momento, ya que por motivos de seguridad los dos han comentado que sentían no poder dar detalles.


Pero Espinosa ha resumido el estado de ambos tras seis meses a manos de islamistas diciendo: "Estamos perfectamente"... Vamos, que son de otra pasta.