Los familiares de las víctimas del descarrilamiento de un tren Alvia en Santiago de Compostela el pasado miércoles han empezado hoy a despedirse de sus muertos, en una jornada en la que la Policía Científica ha reducido la cifra de fallecidos a 78, seis de ellos aún sin identificar.

No obstante, se trata de una cifra provisional, según ha puntualizado el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, Miguel Ángel Cadenas, porque los forenses y los investigadores estudian tres restos humanos recogidos en el lugar del tren siniestrado, por lo que el número de fallecidos podría variar.

El comisario jefe de la Unidad Central de Coordinación de Policía Científica, Antonio del Amo, ha explicado que, aunque este jueves se informó oficialmente de 80 fallecidos, las identificaciones han determinado que por el momento son 78, ya que se trata de una labor compleja en la que se puede considerar que algunos restos humanos conforman un cadáver pero finalmente pertenecen a otro identificado previamente.

Respecto al número de heridos, 81 personas permanecen aún ingresadas; de ellos, 28 adultos y 3 niños en estado crítico, según han informado el vicepresidente de la Xunta y conselleiro de Presidencia, Alfonso Rueda, y la titular de Sanidad, Rocío Mosquera.

De los ingresados, 31 son gallegos, 38 de otras comunidades autónomas y 8 de otras nacionalidades (Argentina, Colombia, Perú, Estados Unidos y Reino Unido), mientras que de 4 de ellos no se ha podido confirmar su procedencia porque siguen en coma.

Los Príncipes de Asturias se han desplazado este viernes hasta la capital gallega para visitar a los heridos, después de que ayer estuvieran los Reyes.

Toda España está de luto y no solo por los tres días de duelo oficial decretados por el Gobierno sino también porque hay víctimas de casi todas las comunidades autónomas y de países como Argelia, México, Estados Unidos, Brasil o Venezuela.

A los familiares de los muertos y a los heridos en el accidente, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, les ha prometido que "no van a estar solos" y les ha asegurado que el Ejecutivo no escatimará esfuerzos en todo lo que le corresponde.

Se prevé que este viernes ya reciban sepultura algunas de las víctimas mortales mientras se suceden los homenajes, como el manto de flores que muchos espontáneos han comenzado a sembrar en la verja de acceso a la Catedral de Santiago.

En apenas unos minutos, decenas de personas han depositado flores en la reja del templo, algunas de ellas acompañadas de mensajes de recuerdo a las víctimas: 'Porque vuestro viaje no termina ahí... Estamos con vosotros', 'No os olvidamos', 'Solo muere quien no tiene quien le recuerde', rezan algunos de ellos.

Un parque para las víctimas

Santiago además podría contar con un parque en recuerdo de las víctimas y para reconocer "la marea de generosidad sin límites que vivió la ciudad", según ha propuesto su alcalde, Ángel Currás.

En Ferrol, que era la última parada del tren Alvia descarrilado, se ha celebrado una concentración silenciosa en memoria de las víctimas, al igual que en todas las capitales gallegas y en otras poblaciones, en tanto que el Parlamento regional ha suspendido hoy su actividad en señal de luto y ha aprobado una declaración institucional en la que manifiesta su pesar por la tragedia.

La ministra de Fomento, Ana Pastor, y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, junto con todos los diputados de la Cámara autonómica, se han reunido en las escaleras de la sede para guardar cinco minutos de silencio.

Dos días después de la tragedia no cesan las muestras de solidaridad. Por ejemplo, se ha conocido que más de 80 familias han podido alojarse gratis en alguno de los hoteles de Santiago gracias a la iniciativa del "banco de habitaciones" puesta en marcha por los empresarios hosteleros de la ciudad.

Entre tanto, Renfe ya ha restablecido el servicio en dos de las tres vías afectadas, una convencional y otra de alta velocidad, y la tercera estará en funcionamiento mañana.

De hecho, a las 13.10 ha llegado a Santiago el primer tren con el mismo trayecto (Madrid-Ferrol) que el siniestrado, que ha arribado a la capital gallega con 18 minutos de retraso, ha pasado por la curva de A Grandeira -donde se produjo el fatal descarrilamiento- a una velocidad de 30 kilómetros por hora y, unos metros después, se ha detenido durante unos segundos.

Un viaje "silencioso en general" que, al llegar a la curva, ha sido "total", según han explicado algunos de sus pasajeros.

La reapertura de la circulación ferroviaria, el avance de los trabajos de reparación y la retirada de buena parte de los efectivos de emergencias que en las últimas 40 horas han marcado el minuto a minuto del pequeño barrio de Angrois que vivió el suceso, discurren este viernes de forma paralela al regreso a la rutina de sus exhaustos vecinos.