Sesión de control al Gobierno

Del 'váyase, señor González', al 'déjelo, señor Rajoy'

Mariano Rajoy volvía a dar explicaciones en el Congreso, a una semana del debate del estado de la nación.

Se notaba en el ambiente la inquietud y el nerviosismo previo a los grandes debates. Y no es para menos. Después de un mes de alta tensión en los mentideros políticos por los casos de corrupción, Mariano Rajoy volvía a dar explicaciones en el Congreso, a una semana del debate del estado de la nación. 


En un anticipo de lo que puede ser la cita parlamentaria más importante del año, los socialistas han pedido la dimisión de hasta tres miembros del Gobierno, empezando por su presidente, Mariano Rajoy. El líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, no se andaba con paños calientes y como ya había hecho extramuros del Congreso, reclamaba en sede parlamentaria la dimisión de Rajoy, incapaz, según él, de sacar a España de la crisis política que le aqueja.


"Le pido que renuncie, que lo deje", solemnizaba Rubalcaba, entre gritos de rechazo y pataleos de la bancada popular.


Más de uno de los presentes se acordaba del célebre "váyase, señor González", pronunciado hace 20 años en esa misma tribuna por José María Aznar, en un escenario político también convulso como ahora por las sospechas de corrupción.


Por sus palabras, Rajoy no tiene la menor intención de cumplir el deseo de Rubalcaba, al que ha negado autoridad moral para pedir su dimisión, sobre todo mientras no haga como él, publicando sus declaraciones de la renta y patrimonio y las cuentas de su partido.


"Transparencia" ha sido la palabra más repetida por el presidente del Gobierno, que considera que esta virtud en la política y en la gestión de los asuntos públicos, es el mejor "antídoto" contra la corrupción.


Y para que no quede duda, ha anunciado que la futura Ley de Transparencia, ya en tramitación en el Congreso, se aplicará también a los partidos políticos, en el punto de mira por su sistema de financiación. Al igual que Rajoy, otros dos miembros de su Gabinete han tenido que escuchar cómo se reclamaba su dimisión desde el otro lado de la bancada. 


La primera ha sido la ministra de Sanidad, Ana Mato, señalada en un reciente informe policial sobre la trama Gürtel, y que ha soportado estoicamente en su escaño hasta cuatro preguntas formuladas por diputados socialistas.


Mato no se ha arredrado y ha acusado a los socialistas de emprender una "cacería política y personal" por delitos que cometió supuestamente su exmarido, Jesús Sepúlveda, imputado en la trama y de los que ella ya quedó exculpada por el juez.


"Esta infamia no me va a doblegar porque no tengo nada que ocultar", ha proclamado la ministra, convencida de que cuenta con la confianza del presidente del Gobierno.


En señal de apoyo, sus compañeros del PP le han dedicado una ovación cerrada, y poco después varios diputados de otros grupos, como el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, o la diputada de CC Ana Oramas, se han acercado a su escaño para interesarse por su estado de ánimo.

La amnistía fiscal de Montoro

El tercer miembro del Gobierno cuestionado por el PSOE ha sido el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, en este caso por la llamada amnistía fiscal, que los socialistas creen que fue diseñada a medida de la trama Gürtel.


Una denuncia desactivada por Montoro, que ha revelado que solo uno de los imputados de la red liderada por Francisco Correa se acogió a la regularización fiscal extraordinaria.


Fuentes de Hacienda añadían después que otros cinco imputados también se acogieron a regularizaciones ordinarias, pero eso sí, durante el Gobierno del PSOE y antes de que Mariano Rajoy llegara a la Moncloa. Fiel a su estilo en la tribuna, Montoro ha retado a los socialistas a entonar el mea culpa, pedir perdón por sus acusaciones y presentar una moción de censura.


Moción de censura no, de momento, aunque el PSOE tiene previsto pedir su reprobación en el próximo pleno.