Madrid

El héroe del metro: "Los policías estamos para esto"

El titular de Interior le llamó por teléfono para decirle que era "un digno representante de la sociedad".

Reconoce estar abrumado por el interés mediático que ha suscitado su "heroicidad". Rubén, el agente que este lunes salvó la vida a una mujer que cayó a las vías del Metro de Madrid, no duda en que volvería a repetir su acción porque, según dice, "los policías también están para eso".


Solo cuando llegó a su casa por la noche es cuando Rubén empezó a asimilar lo que había ocurrido y a pensar que la mujer, que se desmayó y cayó a las vías de la estación de Marqués de Vadillo muy poco antes de que llegara el convoy, "podía estar muerta", confiesa el agente de la Policía Nacional.


La cúpula de Interior ha reconocido su acto y el mismo lunes el propio titular de este departamento, Jorge Fernández Díaz, le llamó por teléfono para expresar el orgullo de contar con unas fuerzas de seguridad comprometidas con su labor y decirle que era "una digno representante de la sociedad".


Rubén admite que lo volvería a hacer: "En realidad, tampoco piensas en no tirarte a las vías del tren. Lo único que ves es que hay una mujer tirada y que tienes que ir ya".


Minutos antes de lanzarse a las vías, poco antes de las dos de la tarde, Rubén, de 38 años, oficial de la policía y que presta sus servicios en la comisaría especial del Tribunal Supremo, explica que esperaba la llegada del metro concentrado en sus apuntes del curso de ascenso a subinspector cuando oyó un golpe seco en el otro extremo del andén.


Entonces, vio a la mujer tirada en las vías mientras la gente gritaba y el convoy estaba a punto de llegar.


"El tren llegaba, veía los focos ya, así que me lancé a por la mujer, la agarré de las axilas y la llevé hasta las vías del otro sentido por donde no venía ningún tren", relata Rubén, que asegura que durante un par de segundos pensó que el Metro, que le pisaba los talones, le alcanzaba antes de llegar a salvar a la víctima.


Solo pensaba en "correr y correr y que el tren no me cogiera", aunque el maquinista pudo frenar el convoy instantes antes de entrar en la estación.


Una vez a salvo la mujer en las vías del otro sentido, varios viajeros le ayudaron a subirla al andén donde fue atendida por un médico que le tomó la tensión y logró que recobrara la consciencia antes de que los sanitarios del Samur llegaran y la trasladaran a un centro hospitalario.


No es la primera vez que Rubén protagoniza una "heroicidad". En julio del pasado año en los lagos de Plitvice, en Croacia, se lanzó al agua para salvar a una niña de cuatro años que se estaba ahogando.


El agente interpreta esto como una simple "casualidad", recuerda que hace un par de años otro compañero salvó de las vías del suburbano a un indigente y enfatiza: "estamos para esto" y "supongo que somos policías por algo".


Casi veinticuatro horas después de rescatar a la mujer y de repetir su relato más de una treintena de veces "como un autómata", Rubén insiste en la satisfacción que le ha producido su acto, del que también su padre, un policía jubilado, está "superorgulloso".