En el pueblo de Els Omells, en Lérida, todos los ojos miran a la montaña. Y es que una enorme roca de 15 toneladas amenaza con rodar ladera abajo y aplastar las casas que encuentre a su paso. El sábado ya dio un aviso. Parte de la roca se desprendió y cayó hasta un mirador. No hubo que lamentar daños personales pero el enorme bloque mantiene un precario equilibrio sobre las casas del pueblo.

Ha sido el agua de un deposito la que, con el tiempo, ha erosionado la piedra que ahora se deshace. Los vecinos están asustados. Algunos oyeron un enorme estruendo el pasado sábado, al acercarse vieron como algunas rocas, algunas del tamaño de una rueda de camión habían perdido la batalla contra la gravedad y se habían precipitado por la pendiente de la colina.

Dos familias han tenido que ser desalojadas de sus casas ante el peligro inminente de derrumbe y los técnicos se afanan por asegurar el terreno para que la roca permanezca en su sitio. Uno de estos técnicos explica que se colocará una malla que recubra la gran roca y se anclará a la montaña para sujetarla. Los trabajos se suceden con ràpidez, se espera que llueva en los próximos días y el agua podría ser el lubricante perfecto para que la inmensa roca de 15.000 kilos acabe cayendo sobre Els Omells