Congreso de los Diputados

Con los nervios a flor de piel

En la sesión de control ha habido bronca y en los pasillos, unas declaraciones del presidente Mariano Rajoy en defensa del Gobierno ante un inquieto enjambre de informadores.

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Con los nervios a flor de piel
EFE

Había muchos nervios hoy en el Congreso, dentro del hemiciclo, entre los diputados, y también entre los periodistas, así que en la sesión de control ha habido bronca y en los pasillos, unas declaraciones del presidente Mariano Rajoy en defensa del Gobierno ante un inquieto enjambre de informadores.


El "martes negro" de ayer con el desplome de la bolsa y el alza de la prima de riesgo de la deuda española había centrado el punto de mira en la comparecencia de Rajoy en el pleno de la Cámara Baja, aunque también en la posibilidad de que hablara a la prensa, tras haberla eludido ayer en los pasillos del Senado.Defensa de las medidas del Gobierno

Finalmente, el jefe del Gobierno ha defendido ante los diputados las medidas que está adoptando para tratar de recuperar el crecimiento, incluida la amnistía fiscal, que pese a las duras críticas del líder de IU, Cayo Lara, ha respaldado como una medida "excepcional" que es preciso adoptar por la severidad de la crisis.


Además, le ha anunciado la limitación de los pagos en efectivo a 2.500 euros, dentro de un plan de lucha contra el fraude fiscal.La oposición

Con el jefe de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, el presidente se ha cruzado ofertas de diálogo, aunque la forma de presentar la mano tendida ha aparecido envuelta en un papel bastante áspero, fruto de la experiencia de sus cien días de gobierno.


Tras poner a escurrir la reforma laboral y la "ocurrencia improvisada" del recorte adicional de 10.000 millones, Rubalcaba se ha enfundando en la bandera de la responsabilidad para pedir al jefe del Gobierno que dialogue con agentes sociales y partidos, empezando por el suyo, puesto que el diálogo "da confianza a nuestro país".


Mariano Rajoy ha cogido el guante, sí, y le ha dicho que está dispuesto a volver a hablar con él "cuando lo estime oportuno y conveniente".


Pero le ha advertido de que una cosa es hablar y otra llegar a acuerdos y le ha afeado que retrase la renovación de los órganos constitucionales o que se niegue a apoyar la Ley de Estabilidad Presupuestaria.


"Así que deje de predicar y empiece a dar trigo", ha manifestado, entre aplausos de la bancada popular.


La bronca gorda ha venido después, en el "cara a cara" entre la portavoz del grupo socialista, Soraya Rodríguez, y la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, y todo porque la diputada del PSOE le ha pedido que no le volviera a hablar "de la herencia recibida" y ha desatado airadas protestas en el PP.


"Aquí ha habido un Gobierno que gestionó durante tres años una crisis con responsabilidad", ha dicho Rodríguez interrumpiendo su discurso por la algarada, hasta el punto de que, con los brazos en jarras, ha pedido amparo al presidente de la Cámara, Jesús Posada.


Las protestas se han cruzado entre los socialistas y populares, con especial protagonismo de la socialista Isabel López i Chamosa, cuyas voces se escuchaban nítidamente en el hemiciclo.


Sáenz de Santamaría le ha replicado atribuyendo al anterior Gobierno buena parte del ajuste que debe hacer este Ejecutivo, y le ha confesado que bien le gustaría no hablar de la herencia, si fuera otra.


Luego, en los pasillos, los periodistas se han apostado para interrogar a Rajoy tras el frustrado intento de ayer en la Cámara Alta, episodio que la portavoz socialista se ha preocupado en recordar con la imagen de un presidente que "salía corriendo vergonzosamente por el garaje del Senado".


Tras una inquietante espera a distancia, mientras Rajoy conversaba con el ministro José Manuel García Margallo, el presidente se ha aproximado a la barrera de informadores, camarógrafos y fotógrafos, y ha respondido a dos preguntas.


En tono calmado y materialmente rodeado por asesores, escoltas y periodistas, el presidente ha asegurado que el Gobierno tiene "las cosas claras" y ha admitido que la situación económica es "muy difícil", lo que exige medidas "excepcionales".


Cuando ha dado por terminadas sus declaraciones, Rajoy ha necesitado del apoyo de los escoltas para avanzar por el pasillo, rumbo a su coche oficial rodeado de periodistas, que insistían en hacerle preguntas, entre algún que otro empujón.