Alonso y Sainz, en el mejor momento para el Gran Premio de España

Por diferentes motivos, tanto el asturiano como el madrileño llegan al GP de España con argumentos para dar el do de pecho y salir triunfantes.

Fernando Alonso y Carlos Sainz.
Fernando Alonso y Carlos Sainz.
E.P.

Se hace raro que no sea la primera carrera en territorio europeo y que se dispute en junio y no en mayo, pero el GP de España de Fórmula 1 llega en un momento cumbre de la temporada. El renovado Circuit de Barcelona-Catalunya prevé batir todos los récords de asistencia de los últimos años (será imposible igualar el de 2007) gracias a las circunstancias que lo rodean y con el ánimo de hacer olvidar la pobre organización de 2022 y los serios problemas que hubo.

Desde el trazado barcelonés auguran un éxito tanto en asistencia como en espectáculo. Montmeló es un circuito que los pilotos y los ingenieros adoran porque sirve para poner a punto los coches de manera perfecta. Sus condicionantes, con la larga recta de meta y la de atrás entre las curvas 9 y 10 pero también las zonas viradas o el final del circuito, remodelado este año, convierten esta visita en obligada para quienes quieran acabar de afinar sus monturas.

Habrá muchos puntos de interés, con dos sobre el resto. El primero es evidente: Fernando Alonso. El asturiano llega a España, donde logró hace 10 años su victoria número 32 tras rozar la 33 en Mónaco. No será fácil que esté tan cerca de Max Verstappen, el favoritísimo, pero el apoyo que va a tener en las gradas puede suponer no tantos caballos extra en su coche como en su mente. Aunque en los últimos días su nombre haya estado tanto en la prensa deportiva como en la del corazón, algo que quizá le suponga poco más que el zumbido de un mosquito detrás de la oreja,

Alonso y Aston Martin acuden a esta séptima carrera del año con el mismo coche que montaron en las calles del Principado, pero con los retoques habituales para adaptarse al trazado. En Aston Martin tienen claro que mejor no tocar lo que ya funciona, siempre que no sea necesario.

El ánimo del asturiano es absoluto, y aunque no contará con una grada de animación propia, sabe que será el gran centro de atención del 90% del público que acuda a Montmeló. Incluso los fans de Carlos Sainz que acudirán a su grada, cuyas entradas se agotaron en minutos nada más lanzarse, tendrán las miradas puestas en Alonso. Qué decir de los que vayan a la grada Gasly, un apaño que hicieron en Alpine después de la espantada del ovetense el año pasado y que ha convertido a su segundo piloto en objeto de protagonismo inesperado.

La ambición con la que Alonso llega a Montmeló es absoluta. Habla de "capitalizar cualquier oportunidad", aunque no sea un trazado exactamente idóneo para él y su monoplaza. "Aston Martin con todas sus fuerzas apoyando a nuestro equipo. Espero ver mucho verde en las gradas durante el fin de semana. Hasta ahora, hemos conseguido muchos terceros puestos, un segundo puesto en Mónaco y el siguiente que necesitamos es el escalón más alto", destacaba en la previa.

Sainz, obligado a dar un paso al frente

Las sensaciones son diametralmente opuestas para Carlos Sainz. Embarrancados en un punto del que ni Ferrari ni él mismo saben bien cómo salir, la situación en torno al madrileño y los responsables de la Scuderia está en un punto crítico. No dejan de surgir voces que apuntan a que le quieren levantar el asiento a partir de 2024, por lo que necesita un buen resultado en España, donde siempre ha dado un extra, para aplacar esas ascuas.

"Mi futuro inmediato solo lo veo con Ferrari y con ganas de triunfar con este equipo. No hay nada que me haga más feliz que volver a ganar con Ferrari que emprender un desafío por el título con Ferrari", zanjaba al respecto, si bien también apunta: "Me gusta comenzar la temporada sabiendo dónde correré el año que viene porque pasé por esa experiencia en Renault y no me convenía". Tendrá que dar argumentos a Ferrari para no mirar fuera de su casa, y en ese sentido Sainz necesita ayuda. Si este fin de semana, cuando se prevé una carrera a dos paradas y hay cierta probabilidad de lluvia, la estrategia vuelve a fallar y le mandan lejos del podio, poco o nada podrá hacer el español ante su público.

Adiós a la chicane final de Montmeló

El circuito de Montmeló es, de largo, el trazado que mejor se conocen todos los pilotos por la gran cantidad de vueltas que dan aquí en la pretemporada, al menos hasta este año. Muchos podrían hacerlo con los ojos cerrados de principio a fin, aunque a partir de ahora tendrán que acostumbrarse a cerrar cada vuelta de manera distinta.

Con el objetivo de dar un punto extra de emoción y posibles luchas, el nuevo Circuit ha eliminado la chicane previa a la recta de meta. De 16 curvas que tenía hasta ahora se pasará a rodar sobre 14, con una larga parabólica desde la zona del estadio que enlazará con la recta. Esta novedad implica que el tiempo del récord de vuelta en carrera establecido en 1:18.149 (Max Verstappen, 2021) y el de la pole en 1:15.406 (Valtteri Bottas, 2019) será diferente.

El reto de hacer entretenida la carrera de Montmeló es algo que llevan persiguiendo años sus promotores. En un circuito que se conocen tan bien los pilotos, con unas medidas de seguridad perfectas y donde el error es mínimo y, de haberlo, apenas perjudica, en muchos años se vieron carreras anodinas y sin apenas emoción. Con estos coches en los que el efecto suelo permite un paso por curva más arriesgado, darles un punto como la nueva parabólica puede hacer que sea más espectacular.

Además, este año hay una previsión de lluvia alta, tanto para el sábado como para el domingo, lo que puede convertir el Gran Premio de España en una de las carreras más entretenidas de las disputadas en el país en los últimos tiempos.

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