Hay un Cactus a la medida de cada persona. Desde el elegante blanco perla nacarado, a un amarillo colorista, pasando por el aventurero marrón oliva, el modelo producido en exclusiva para todo el mundo en Villaverde (Madrid) es un turismo que ofrece multitud de opciones para una configuración única y casi exclusiva, tanto que no hay dos Cactus iguales en la calle y hasta 38.000 opciones diferentes. ¿Cómo? Gracias a los seis niveles de acabado, cinco motorizaciones –tres de gasolina y dos diésel– y a los 11 colores de carrocería, que además se pueden combinar con los denominados Airbump, un protector lateral de plástico relleno de aire que protege la carrocería de las pequeñas agresiones del día a día y, además, le confiere una seña de identidad única. Disponibles en cuatro colores (negro, gris, duna y chocolate), combinan con los 11 de carrocería y con los tres acabados interiores.

Entre sus motores, destaca la versión diésel BlueHDi de 100 caballos que logra un consumo en condiciones reales de uso de 4,08 litros por cada cien kilómetros recorridos.

De 4,16 metros de longitud, 1,73 metros de anchura y 1,48 metros de altura, el Cactus, nacido en 2014, es algo más reducido que su hermano C4 y está desarrollado sobre la plataforma del Citroën C3.

El Citroën C4 Cactus ofrece además algunas soluciones que lo convierten también en un coche especial. Por ejemplo, un detalle curioso es que el airbag del pasajero se despliega desde el techo, ya que se encuentra alojado justo delante del parasol. El volumen cuando se hincha es de 120 litros y cubre toda la zona de la guantera, así como la pantalla central. Citroën dice que ha utilizado este airbag para poder colocar la guantera vertical en la parte superior del salpicadero y dejar despejada la zona de las rodillas del pasajero, lo que contribuye a dar sensación de espacio.

Hay un Citroën C4 Cactus desde 15.950 euros.

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