Presidente de la carrera y también de la Asociación Aragonesa de Clásicos Deportivos, Bernad saca pecho de una prueba que reúne afición, deporte, ocio, turismo...

¿Qué es el Rally de las hospederías de Aragón?

Es una carrera de aficionados a los coches clásicos que permite disfrutar de la belleza del territorio de Aragón. Es una simbiosis de joyas del motor con otras turísticas como las hospederías.

La prueba celebra este año su octava edición como Rally internacional de Clásicos Deportivos. ¿Qué ha cambiado desde sus inicios?

Muy poco. Con el tiempo, la prueba, que cuenta con una asistencia mecánica de primer orden, ha alcanzado un prestigio internacional gracias al cuidado de todos los detalles. Hasta el cartel de la carrera ha sido diseñado por un artista aragonés tan importante como Pepe Cerdá.

Esta vez la carrera pasa por Zaragoza y Teruel y deja fuera Huesca.

Se ha organizado así para no hacerlo más largo. El recorrido en tres etapas de más de 800 kilómetros no es un paseo y va a permitir a los participantes disfrutar por completo de carreteras secundarias.

¿Qué es lo mejor?

La selección tan especial de coches que van a correr, entre los que se encuentran auténticas maravillas como, por ejemplo, un Pegaso Z-103, de 1980, procedente de Barcelona, sin olvidar la presencia de hasta seis ferraris, un Bugatti T-57 (1962)...

¿En qué tiene que mejorar el rally?

Nos gustaría que contara con una o dos etapas más para poder realizar una vuelta a Aragón completa, de seis etapas, que alcanzase los 1.500 kilómetros.

Para tener un clásico de los que compiten en esta carrera, ¿hay que tener mucho dinero?

Aunque los precios han subido mucho en los últimos años, no hace falta una fortuna para tener un clásico deportivo. Con la mitad de la mitad de lo que cuesta un apartamento en la playa, se puede conseguir algún modelo estupendo. Un buen clásico se puede comprar por entre 10.000 y 15.000 euros.

¿Con qué coche va a correr el rally?

Con un Jaguar E-Type 4.2, descapotable, de 1966. Lo estrenó en su día Manuel Benítez ‘el Cordobés’, que se lo pasó a Tita Cervera. Estuve 20 años intentando que me lo vendiera, hasta que, por fin, lo conseguí.

¿Qué tiene de especial este modelo?

Es el más bonito de los clásicos deportivos, el único que se muestra como objeto de arte en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

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