Informe de seguridad vial

Los más mayores no renuncian al volante

Los conductores de más de 65 años, que cada vez representan un porcentaje más elevado de quienes tienen carné, reconocen que no dominan las nuevas tecnologías y que se adaptan con dificultad al tráfico. Sin embargo, son los más prudentes

Suelen respetar las normas de forma escrupulosa y su conducción se aleja de cualquier gesto temerario pero, también, sus reflejos se ven reducidos con los años, se adaptan peor a las nuevas circunstancias del tráfico y, sobre todo, a las nuevas tecnologías de los coches. En el caso de los mayores de 80 años, además, la mitad prefiere seguir conduciendo su turismo antes que apostar por medios de transporte públicos, que se imponen cada vez con más fuerza en entornos históricos urbanos.


Estas son algunas de las conclusiones de uno de los principales estudios específicos sobre este tipo de conductor, realizado por el Real Automóvil Club de España (Race) y la compañía Liberty Seguros, a través de 2.300 encuestas.


El informe, 'Conductores sénior y seguridad vial', analiza a los mayores de 65 años y su comportamiento al volante, así como su relación global con el tráfico rodado: en estos momentos, los sénior suponen el 12% del total de conductores de España, si bien los mayores de 65 años, en la actualidad, representan el 17% del censo del país y, al mismo tiempo, suman el 23% de las personas fallecidas en 2011 en accidentes de tráfico (484 de 2.060, según datos de la Dirección General de Tráfico).


El motivo de este estudio, además de retratar la realidad de estos conductores y peatones, es reflexionar sobre un fenómeno demográfico creciente en nuestros días: el aumento de personas mayores en proporción con el resto de la población y su mayor movilidad, debido a una mejora objetiva en las condiciones de vida que se ha producido durante los últimos decenios.


Este envejecimiento, más saludable y autónomo que en otras épocas, ha modificado sustancialmente las pautas de estas personas: ahora, conducen más que antes y, de hecho, prefieren hacerlo por su cuenta en muchos casos, ya que el coche se convierte para ellos en un aliado cotidiano para las tareas domésticas y sus necesidades más básicas. Todo ello ocurre, sin embargo, en un entorno de conducción cada vez más complejo, con coches más sofisticados y un aluvión de información desconocido hasta ahora.


«Mejor con mi coche»


En el informe del Race y Liberty, al analizar los hábitos de movilidad de los conductores sénior, llama la atención un primer dato: la mitad de los mayores de 80 años, pese a su edad, opta por seguir a los mandos de su vehículo antes que valerse del transporte público. Además, se observa un cambio gradual según avanza con los años: si hasta los 75 conducen por ocio o turismo, a partir de esa edad el vehículo se convierte para ellos en una herramienta básica para sus gestiones domésticas.


Pero es que, si se habla de los mandos del turismo precisamente, más del 30% de los conductores sénior reconoce tener poco o nada de conocimiento en cuanto a nuevas tecnologías en los coches (como los sistemas ABS o ESP). Lo mismo ocurre con la conducción eficiente o con los sistemas de navegación GPS, cada vez más empleados. En el caso concreto de los sistemas de retención infantil, más del 40% de encuestados dice no tener ni idea.


También disminuyen sus capacidades a la hora de enfrentarse al tráfico: estos conductores perciben con mayor riesgo conducir bajo condiciones meteorológicas adversas, con mucha intensidad en el tráfico o con excesivas intersecciones seguidas. A medida que avanza su edad, los conductores son menos sancionados, si bien se exponen menos, ya que realizan menos kilómetros y, además, su prudencia aumenta.


Un grupo de riesgo


Si se toman las cifras de la DGT (las que emplea este estudio pertenecen a 2011), en las que los mayores de 65 años representan una cuarta parte de los fallecidos en accidentes de tráfico, se puede concluir que, en efecto, es una población de riesgo. Por franjas de edad, entre los 65 y los 74 años el mayor número de decesos lo lideran los conductores frente a los peatones de esta misma edad, un guarismo que se invierte conforme avanza su edad y se analizan las muertes de los mayores de 75 años en adelante.


Ante este panorama, los propios sénior consideran necesario (un 74% de los encuestados) que se lleven a cabo cursos de actualización y cuestiones concretas como la mejora de la señalización vial o la iluminación de las vías.


Este informe, en sus conclusiones, tiene muy presente una estimación de medio plazo: dentro de 40 años, según predice el Instituto Nacional de Estadística, el censo de personas mayores habrá pasado del 17% actual al 36%. Con un envejecimiento activo, como se presupone, ¿serán capaces todos, mayores y jóvenes, de convivir adecuadamente en carretera? ¿Se mejorará en la señalización? ¿Triunfará o fracasará para los mayores la apuesta por el transporte público frente al coche privado en los entornos urbanos aragoneses?