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La montaña oculta muchas sorpresas

Al conducir en carreteras de montaña hay que prever que la calzada esté mojada y que el centro de gravedad del coche, con las pendientes, cambia notablemente.

La montaña oculta
La montaña oculta

Los puertos de montaña suelen presentar una serie de características que dificultan la conducción segura. A la disminución de adherencia provocada por las habituales lluvias o por la nieve, nada infrecuente en algunas zonas de Aragón, hay que sumar una peor iluminación y trazados condicionados por la orografía del terreno. Centro Zaragoza (CZ) presenta una serie de consejos para circular en este tipo de trazados de una forma más segura.


Antes de iniciar el viaje, el conductor debe cerciorarse, en primer lugar, de que su vehículo se encuentra en condiciones óptimas para circular, para lo cual revisará el estado mecánico, los limpiaparabrisas y la luneta térmica, los niveles de líquidos, el alumbrado del vehículo y la presión y dibujo de sus neumáticos. Un fallo mecánico debido a un inadecuado mantenimiento puede provocar que el vehículo quede detenido en lugares poco transitados o de difícil acceso para los servicios de carretera. Aunque esto no evita el tener una avería, ayuda a prevenirla.


Ascender un puerto de montaña exige más a la mecánica del vehículo. El conductor deberá engranar una marcha y adecuar la velocidad de modo que el vehículo circule en un régimen de vueltas adecuado a la situación. Al encontrarse subiendo, la parte delantera del vehículo está más alta que la trasera, desplazándose el peso por lo tanto hacia la parte posterior. La modificación en la ubicación del centro de gravedad puede originar que, si las curvas se toman a una velocidad excesiva, se produzca un subviraje, es decir, que la parte delantera del vehículo podría no llegar a girar tanto como el conductor le requiere con el giro de volante.


Tal y como tienen comprobado en CZ, al ascender un puerto, las curvas deben tomarse a una velocidad moderada, acelerando ligeramente desde el principio hasta el final de las mismas, pero no para adquirir una mayor velocidad, sino para vencer la resistencia provocada por la pendiente y, de este modo, mantener la velocidad constante.

Uso del freno motor

Durante un descenso, también resulta importante moderar la velocidad y mantenerla constante. Para ello, el conductor debe engranar la marcha adecuada para que actúe el freno motor. En bajadas prolongadas, esta velocidad será normalmente la tercera, aunque, evidentemente, dependerá de cada vía y de las circunstancias que se den en cada momento. El freno de servicio se presionará suavemente cuando se requiera una reducción adicional de velocidad; y bajo ninguna circunstancia se descenderá en punto muerto.


Cuando el vehículo desciende un puerto, su centro de gravedad se desplaza hacia la parte delantera. Si, además, se lleva a cabo una frenada, este desplazamiento es todavía mayor. Al tomar una curva descendiendo, es más probable que se produzca un sobreviraje, es decir, que haya un giro excesivo del vehículo al no ser capaces las ruedas traseras de tomar la curva. Cuando sea necesario frenar bruscamente, por alguna situación del tráfico, el conductor deberá tratar de hacerlo fuertemente en línea recta, puesto que, si la frenada intensa se realiza a la vez que se encuentra girado el volante, resulta altamente probable que el conductor pierda el control del vehículo.


Además de los riesgos derivados de la pendiente, las carreteras de montaña suelen presentar configuraciones que incrementan la peligrosidad de sus tramos: curvas de visibilidad reducida, cambios de rasante, accesos a caminos rurales o animales salvajes cruzando la calzada, por ejemplo. A ello hay que unir, habitualmente, una peor iluminación que la de las vías principales, por lo que la capacidad de apreciar qué sucede por delante del vehículo es aún menor. Por estos motivos es de especial importancia extremar la precaución en estos tramos, realizando paradas frecuentes para descansar, ante el incremento de atención requerida por el conductor en estas circunstancias.