Manuel López: "Yo he elegido ser aragonés, admiro esta tierra"

El anterior rector de la Universidad de Zaragoza recibe hoy en el acto institucional del día de San Jorge el Premio Aragón, el mayor distintivo de la Comunidad.

Manuel López, fotografiado el pasado viernes en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza.
Manuel López, fotografiado el pasado viernes en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza.
Aránzazu Navarro

Para un melillense como usted, ¿qué significa el Premio Aragón?

Significa algo muy entrañable. Creo que esa es la faceta más personal que veo en él. Llevo casi 35 años en Aragón, trabajando por la universidad. De hecho, yo me he dedicado toda la vida a la universidad y, cuando vine a Zaragoza, supe que aquí acabaría mi carrera profesional. Y así ha sido. Siempre comento que yo he elegido ser aragonés, tengo un profundo respeto y admiración y cariño por esta Comunidad y por lo que ha hecho la Universidad por esta tierra durante tantos siglos.

¿Qué le ha dado Aragón a Manuel López?

Me ha dado mucho, muchísimo. Me ha dado mi identidad, arraigada a un territorio, en la segunda parte de mi vida. Me ha dado familia. Y me ha dado algo muy importante: un objetivo por el que trabajar para la sociedad.

Y ¿qué le ha devuelto usted?

Mi trabajo y mi cariño. Le he devuelto mi entusiasmo por la Comunidad y, en particular, por el talento que hay en ella.

Regir la Universidad de Zaragoza, ¿es una tarea que lleva premio?

De todos los rectores que yo he conocido puedo decir que hacen su trabajo por una voluntad de servir a la Universidad. Creo que ese es el fondo de la cuestión. Por muchas otras razones, le aseguro que no es un puesto muy de desear. Pero, finalmente, hay que reconocer que uno recibe mucho: un conocimiento más profundo de la sociedad, de la universidad española y de todas las del mundo… Son riquezas que afectan a tu visión no solo de las instituciones, sino del mundo, del momento por el que atravesamos.

Fue también director general de enseñanza. ¿Qué enseñanzas extrae de esa otra etapa?

Durante ese periodo aprendí una barbaridad. Para mí fue muy productivo porque uno tiene una visión desde un lado y, cuando se coloca en el Gobierno, tiene otra perspectiva. Y ese te permite tener una visión más completa de toda la realidad. Fue un momento enriquecedor y, además, en unos años en los que había una mayor posibilidad de gasto. Y creo que hicimos cosas muy importantes. Por ejemplo, los institutos universitarios. Además, fuimos los primeros en España en pasar a los becarios a un sistema de contrato. Es verdad que tuve mis conflictos con la propia universidad, porque es razonable que cuando defiendes unos intereses encuentres situaciones así, pero se resolvieron siempre con la negociación.

Se echa esto de menos ahora...

La capacidad de negociar es una pena que se esté perdiendo en este país, con la cantidad de esfuerzo y de cesión que se demostró durante la Transición. Yo lo echo en falta. Hoy parece que se prefiere la confrontación y es un error.

Lleva muchos años ligado a la Facultad de Veterinaria. ¿Tiene miedo a algún humano?

No. Creo mucho en lo humano. De hecho, me apasiona todo lo que tiene que ver con lo humano, aunque soy plenamente consciente de que hay algunos que pueden hacerte daño. Pero es compatible una cosa con la otra: defenderte con no andar por la vida con miedo.

Está acostumbrado a hablar en público, pero ¿le va a costar hoy un poco más cuando reciba el galardón?

Sin lugar a dudas. Es mi principal preocupación. Porque es un premio que me parece inmerecido. Si lo enfoco como un reconocimiento a la Universidad de Zaragoza, me siento más tranquilo. Aunque conozco a grandísimos universitarios que han dedicado su vida y su talento a la institución que bien podrían recibirlo también.

¿A quién premiaría usted?

Yo puse mucho interés, por ejemplo, en que se premiara a Carlos López Otín. El reconocimiento a los científicos aragoneses es algo magnífico. También me alegró el reconocimiento en otros años a entidades sociales o empresas. Pero ahora mismo no sé, el jurado tiene un papel importante, porque todas las candidaturas son estupendas, y tienen que estar condicionadas por la actualidad.

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