¿El futuro (tecnológico) que nos espera es el que imaginamos?

Estamos en una revolución industrial, la cuarta. Pero esta será muy abrupta. Siempre ha habido resistencia a la tecnología, pero antes creaba opciones suficientes para contrarrestar las pérdidas de empleo. Ahora no va a dar tiempo a que la gente que se quede sin trabajo pueda formarse y reengancharse. Por poner un ejemplo, no va a haber tiempo a reciclar a un taxista en reparador de robots, por decir algo. Será un drama social.

Los avances tecnológicos siempre han supuesto una ayuda al trabajador. ¿Qué pasará ahora?

Históricamente, los avances en este sentido eran ayudas, pero no tocaban la condición humana. Ahora la tecnologías van a cambiar la singularidad del ser humano, y no son un apoyo a sus tareas, sino un sustituto. Nos abre a un futuro de incertidumbre.

¿Y cómo será el mundo laboral en un futuro no tan lejano?

La tecnología automatizaba y sustituía trabajos mecánicos y rutinarios y el empleo que generaba como alternativa era de más calidad. Ahora las máquinas son capaces de hacerte sentencias que se ajustan más a la jurisprudencia. Y diagnósticos que los médicos no son capaces de hacer. Van a alterar la vida que conocemos.

¿Surgirán nuevos empleos cualificados que compensen los que se destruyan?

Hablamos de profesionales liberales, bien formados, titulados universitarios, que pueden irse al paro masivamente. Habrá cambios laborales, y yo creo que no se van a generar otro tipo de ocupaciones en cantidad o ritmo suficientes para asimilar esta destrucción de empleo.

¿Estamos preparados para asumir eso? ¿Para que en vez de un juez, o un maestro, o un médico, haya una máquina?

Las generaciones antiguas, no. Es un cambio demasiado grande para asimilarlo de manera natural.

¿Se resolvería con un impuesto a los robots?

Se están planteando soluciones así. Si automatizas el trabajo tienes que compensar la bolsa de desempleo que creas haciéndolo.

¿Y cómo mantendremos los sistemas de seguridad social si aquí ya no trabaja nadie?

Ese es otro de los aspectos que se deben legislar, si va a haber empleo para pocos, cómo se mantiene el sistema de pensiones. Europa está tomando medidas y ha creado una comisión de asesoría en los cambios sociales que va a suponer la inteligencia artificial en la robótica. En el Parlamento de Francia también se va a debatir.

¿Y en España se hace algo?

En España no está en la mente de nadie. Esto es un tema de organización social. Si el 20% de la población de repente se va al paro, es un problema de todos, hay que resolverlo colectivamente.

¿Y qué dicen las empresas tecnológicas?

Yo veo que están empezando a comunicar, como un mantra, que esto es un ámbito de oportunidades y la gente tiene que aprovecharlas individualmente. El que pierda el tren se quedará en la cuneta, vienen a decir. Ese sería uno de los dramas, que la gente asumiera que el cambio se va a producir de una manera que hay que aceptar. El proceso que está teniendo lugar es así porque hay unos intereses tecnológicos detrás, y esas grandes empresas no están dispuestas a hacer el esfuerzo de echar una mano. Ponerlo en la agenda política, crear movimientos de organización colectiva, ayudará.