Los casos de malaria suelen ser "importados" y en Soria no se han registrado desde hace años

La muerte de una persona esta semana en el país llama a la reflexión: hay que informarse antes de viajar a zonas de riesgo.

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Heraldo

Que un individuo sano contraiga la malaria -o paludismo- en una zona en la que es endémica es una cuestión "más de ignorancia que de irresponsabilidad", según destaca la jefa del Servicio Territorial de Sanidad, Elena del Vado. De desconocimiento "porque no se ha preocupado por mirar la prevención antes de viajar" a una zona en la que puede haber riesgo de esta enfermedad que en los últimos meses ha causado la muerte de al menos dos pacientes en el país, el último esta misma semana en Zaragoza; ambos eran casos importados.


En la provincia de Soria hace "muchos años", posiblemente muchas décadas, que no se han registrado casos de malaria. "Actualmente todos son importados", mantiene Del Vado, quien indica que al tratarse de una enfermedad de declaración obligatoria, los enfermos están contabilizados. Hasta abril se han documentado individualmente 27 en todo el país, aunque en la acumulación habría más de 60.


La transmisión de la dolencia no se produce de individuo a individuo, sino por la picadura de un mosquito hembra infectado, que transmite el parásito del género plasmodium. Estos vectores del paludismo se encuentran solamente en algunos países, donde el número de insectos es elevado y el contagio mayor, por lo que es muy poco frecuente que se produzca un caso autóctono. No obstante, Aragón registró en octubre de 2010 el primero de malaria desde 1961 en España, concretamente se detectó en un centro de salud de la provincia de Huesca. Entonces se pudo comprobar que el infectado no había viajado fuera de España y, por lo tanto, se certificó que el contagio había sido por un mosquito del entorno.


La transmisión es más intensa en lugares donde los mosquitos tienen una vida relativamente larga que permite que el parásito tenga tiempo para completar su desarrollo en el interior de su organismo, y cuando el vector prefiere picar al ser humano antes que a otros animales. Por ejemplo, la larga vida y la marcada preferencia por los humanos que presentan las especies que actúan como vectores en África son la principal causa de que más del 90% de los casos de paludismo se registren en ese continente.

Prevención

Algunos grupos de población corren un riesgo considerablemente más elevado que otros de contraer la enfermedad y presentar manifestaciones graves: los lactantes, los niños menores de cinco años, las embarazadas y los pacientes con VIH/sida, así como los emigrantes no inmunes de zonas endémicas, los viajeros y los grupos de población itinerante.


Por eso, para evitar cualquier problema, los especialistas aconsejan que si se tiene previsto viajar a un país de riesgo se acuda al Centro de Vacunación Internacional del Servicio Territorial de Sanidad (calle Nicolás Rabal, 7) donde se le informará sobre la necesidad de vacunarse o administrarle un tratamiento preventivo. En este caso concreto se recomienda una "quimioprofilaxis, unas pastillas, dependiendo del viaje, país y zona que se vaya a visitar". Si a la vuelta se tiene algún síntoma (fiebre intermitente, escalofríos, malestar, anomalías hepáticas...), recomiendan acudir cuanto antes a un centro de salud donde el facultativo le prescribirá el tratamiento a base de antibióticos. Dependiendo del tipo de plasmodium, la cura será más sencilla o complicada. El diagnóstico y el tratamiento tempranos del paludismo atenúan la incidencia de la enfermedad, reducen sus efectos mortales y contribuyen a prevenir su transmisión.

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