Los autobuses urbanos vuelven a empeorar su frecuencia de paso a partir de esta mañana

Se ponen en marcha los nuevos recortes estivales que hacen que el servicio caiga en torno al 25%.

Un autobús urbano.
Un autobús urbano.
Guillermo Mestre

Las tediosas esperas en las paradas de autobús se recrudecen a partir de esta misma mañana. El transporte público ya sufrió un primer recorte de servicio a comienzos de julio, pero esta segunda quincena prescindirá de los refuerzos que fortalecían las líneas con más demanda. Así, las frecuencias de paso empeorarán, los buses irán un poco más llenos y, en su interior, es seguro que se reproducirán las quejas de los usuarios obligados a pasar un verano en la ciudad.

Como es sabido, los barrios paganos de los recortes son los consolidados en el este y el oeste de la ciudad, que no se han visto beneficiados –sino todo lo contrario– por la implantación del tranvía. Algunas de las líneas que cruzan el eje tranviario (22, 24, 32, 33, 39 y Ci2) perderán hoy sus refuerzos y, en consecuencia, obligarán a esperar más tiempo –entre 4 y 6 minutos de media– bajo las marquesinas.

No obstante, desde el área de Servicios Públicos apuntan que "la reducción de la oferta es mucho menor que la disminución real de la demanda". El servicio de Movilidad Urbana calcula que, pese a que la cantidad de viajeros en julio y agosto es un 40% inferior al de los meses de invierno, la adaptación que se realiza solo afecta al 25% del servicio prestado.

Los trabajadores de Avanza (antes Urbanos de Zaragoza y Tuzsa) han hecho su propio diagnóstico de los recortes estivales y señalan que las líneas más afectadas de lunes a viernes son la 29 (con reducción de casi un 41% de servicio), la 34 (un 31% menos de presencia en las calles) y la Ci2, con una caída del 33%.

Además, critican especialmente que los sábados y los días festivos los ajustes son todavía más drásticos y afectan a algunos de los itinerarios con más viajeros de la red: la 22 llega a perder un 40% de servicio, mientras que la 24 –por citar solo un par de ejemplos– desciende un 38%.

Kilómetros de paciencia

Los recortes vuelven a castigar a barrios como Torrero, San José, Las Fuentes o Las Delicias, que son tradicionalmente los más ‘guerreros’ con las limitaciones del servicio. "Nos dijeron que algunas líneas empeorarían sus frecuencias dos o tres minutos, pero hay itinerarios, como el del 22, que de pasar cada 8 minutos ha comenzado a hacerlo cada 12", se queja Manuel Pasamar, vecino de La Bombarda, que critica que la adjudicataria presta "demasiada atención a completar kilómetros y no tanta a brindar un servicio de calidad".

Hay también usuarios más resignados –acaso– porque aún tienen en mente la mayor huelga de la historia del transporte público de hace algo más de un año. "Las frecuencias son peores y vamos como piojo entre costura pero, al menos, hay servicio. Lo peor es que te dejen tirado como aquellos cuatro meses", decía esta semana Luisa Gaspar, mientras esperaba la llegada del 44. A su lado, Marisa de Lucas consideraba que "lo peor es que los buses suelen ir muy desacompasados y tan pronto llegan dos seguidos como tardan media hora en pasar". Así, pedía "algún método de control" –a través de GPS, especulaba– con el que se evite la descoordinación, como debería hacerse con el llamado Sistema de Ayuda a la Explotación (SAE).

Muchas de las líneas más afectadas son –para más inri– las que ya de por sí cuentan con peor nota en las encuestas de satisfacción. Por ejemplo, la 42 –que une La Paz y Valle de Broto– apenas obtiene una puntuación de 6,85 cuando la media de la red está en un 7,07. También obtienen notas bajas la 50 (que lleva hasta el hospital Royo Villanova), la 31 (que va a Puerto Venecia y suele saturarse en época de rebajas para disgusto de los vecinos de La Paz), la 40 (conexión fundamental para los vecinos de San José) y la 44 (Miraflores-Actur).

Aunque este verano no hay grandes obras en la ciudad que obliguen a desvíos imprevistos –la operación asfalto no se prevé hasta agosto–, los chóferes sí se quejan de que les recortan el tiempo para completar los recorridos y de que la flota "está envejecida, los motores se sobrecalientan y las averías aumentan". Para paliarlas en el futuro, el Ayuntamiento y la contrata responden con la compra de nuevos autobuses híbridos: el último gobierno aprobó la adquisición de 63 nuevas unidades.

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