Los aragoneses consumen un 23% menos de pescado que hace una década

El PSOE ha presentado una proposición no de ley (PNL) para debatir en la Comisión de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente la bajada del IVA de este producto.

Ejemplar de merluza en una pescadería de Zaragoza
Ejemplar de merluza en una pescadería de Zaragoza
ALMOZARA

El consumo de productos procedentes del mar ha ido descendido de manera casi constante desde el inicio de la crisis económica. Así lo demuestran los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, que especifican que mientras que en 2006 se consumían 43.474,39 toneladas de pesca en Aragón; una década después esta cifra ha descendido hasta las 35.045,14. “Esto se debe principalmente a la crisis económica y al cambio de hábitos en el consumo de alimentos”, especifica Félix Escobar, presidente de la Asociación de Mayoristas de Pescados de Mecazaragoza. Por ello, recuerda que desde hace años tanto mayoristas como detallistas llevan pidiendo al Ministerio que reduzca el IVA de estos productos (actualmente está al 10%) y lo iguale al de otros alimentos básicos (que se encuentran al 4%).

Una petición que hasta ahora no ha prosperado: “Al principio nos dijeron que sí, pero al empezar la crisis económica; ya no hubo manera de avanzar”. De hecho, recalca que llegaron a elaborar un informe en los que se especificaba que el ahorro en sanidad (por las repercusiones positivas en la salud debido al aumento en el consumo de pescado) que habría sería superior a las pérdidas que generaría el cambio del tipo impositivo.

Ahora, una proposición no de ley (PNL) presentada por el PSOE ha vuelto a poner sobre la mesa esta cuestión. En el texto, que se debatirá en la Comisión de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, se detallaba que el cambio de IVA ayudaría a incentivar el consumo del pescado y, a su vez, contribuiría a la mejora de la salud y la calidad de vida.

Dentro de los productos de pesca, el pescado ha sufrido un menor descenso que el marisco; pasando de las casi 25.000 toneladas que se consumían en 2006 a las 19.238 de 2016. Esto supone una caída del 22,88% en una década. “Y en el comercio minorista todavía se nota mucho más, puesto que en este tiempo, aparte de la crisis y los cambios en el consumo, se ha incrementado de manera notable el número de grandes superficies. Hay muchos detallistas que han terminado desapareciendo y, en la actualidad, hay problemas con el relevo generacional”, especifica Escobar. Ejemplo de ello es que en Aragón en el último lustro el número de supermercados de pequeño y mediano tamaño (hasta 1.000 metros cuadrados) ha crecido en 54, hasta alcanzar la cifra de 610 en total.

La caída del consumo de pescado se ha producido casi de la misma manera en los productos frescos como congelados. Los primeros han pasado de venderse poco más de 20.000 toneladas al año a que ahora solo se compren 15.398, lo que supone un descenso del 23%. Por su parte, el pescado fresco ha variado de casi 5.000 toneladas al año en 2006 a que una década después solo se ronden las 3.850, un 22,17% menos.

¿Cuáles son los pescados más consumidos?

La merluza y la pescadilla son los pescados más demandados por los aragoneses. En concreto, cada año se compran cerca de 5.400 toneladas de estos productos. Sin embargo, su consumo ha descendido de manera paulatina en la última década: 2.000 toneladas menos. Una tendencia similar la han sufrido el lenguado (1.500 toneladas menos), la trucha (214), el atún y bonito (387) y las sardinas y boquerones (2.500).

“Con la crisis muchas personas han dejado de comprar aquellos pescados que tienen fama de ser caros como el rape; independientemente de su precio real. Ya no lo miran, saben que suelen ser caros y se van directamente a buscar otros productos”, sostiene Escobar. Por su parte, hay otros pescados cuyo consumo ha aumentado ligeramente: la lubina (270 toneladas más), el salmón (554), la caballa (247) o el bacalao (240).

El marisco se desploma

Entre todas las variantes de la pesca, el consumo de mariscos, moluscos y crustáceos es el que se ha visto más afectado a causa de la crisis y los cambios en el consumo. “Esta semana me han pedido el precio de la langosta y hacía más de dos meses que nadie me preguntaba qué coste tenía”, ejemplifica Escobar. Prueba de que no se trata de un hecho aislado son los datos publicados recientemente por el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, que evidencian un descenso de cerca de un 27% del consumo de estos productos.

La caída de las ventas se ha producido de manera generalizada en la mayoría de los productos. En 2016 se compraron 1.275 toneladas de calamar y pulpo menos que diez años atrás. Esta situación se repite con el mejillón (350) y en el caso de las gambas y langostinos (1.092). Los únicos que se salvan de esta reducción son las almejas y los berberechos, que han conseguido aumentar ligeramente sus ventas: 143 toneladas más que hace una década.

Las conservas, las únicas que aumentan

La compra de conservas es la única que se salva de los efectos económicos. De hecho, sale bastante beneficiada con un incremento de las ventas de casi el 15%, pasando de las 5.470 toneladas que se vendían en 2006 a las 6.269 de la actualidad. Esto tendría su explicación en el cambio de hábitos en el consumo alimenticio. “Cada vez se apuesta más por comidas rápidas, que exijan la menor preparación posible”, subraya Escobar. Asimismo, detalla que se ha perdido la costumbre de comer en familia y de “disfrutar” de los alimentos: “Ahora muchas veces se come porque es necesario comer pero no se disfruta con ello”.

Por ello, considera que para que se recupere la venta de productos como el pescado no solo es necesario establecer medidas económicas “que siempre serán bien recibidas”, sino también abordar el tema de la educación en la alimentación. “Si la gente vuelve a recuperar el gusto por comer bien: alimentos cocinados con tiempo y dedicación; aumentaría el consumo del pescado”, sostiene.

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