Las carreteras de la provincia ya han dejado en lo que va de año más víctimas mortales que en todo 2015. Pero no sólo eso. A falta de lo que suceda durante los cinco meses y medio para su conclusión, 2016 iguala ya los fallecidos de 2013 y supera los siete de 2012. El camionero que el jueves perdió la vida en Somaén (Arcos de Jalón) al despeñarse por un terraplén de la A-2 tras colisionar contra una furgoneta que permanecía averiada eleva a nueve las vidas perdidas en el asfalto en 166 días, lo que significa superar las ocho registradas durante las 365 jornadas del anterior ejercicio.

No en vano, la siniestralidad vial ha experimentado un repunte del 8% este año. Entre enero y junio se han producido 630 percances, frente a los 583 acaecidos en idéntico periodo de 2015. Estos accidentes han dejado, además de las víctimas mortales, once heridos graves (los mismos que en la pasada anualidad) y 51 leves (siete menos). A ello hay que sumar 58 accidentes en zonas urbanas con cinco graves y 16 leves, informa la Subdelegación. Los núcleos de población registraron 18 siniestros con cuatro graves y seis leves en 2015, por lo que también en este apartado se ha experimentado un alza destacada.

El incremento de los accidentes en vías interurbanas viene completamente motivado por el aumento de los ocasionados por la irrupción de animales. De hecho, sin contar este tipo, la accidentalidad incluso habría disminuido de 178 a 176 casos. Pero el paso de 405 a 456 por fauna genera una ampliación del 8% en el cómputo global. Una problemática que 2016 vuelve a evidenciar que, más allá de corregirse, se está recrudeciendo sin que se tomen soluciones o al menos estos efectos se reduzcan. Cabe precisar que de los 456 sucesos, 347 han sido por corzos, 40 por jabalíes, 39 por ciervos y nueve por zorros. El resto, por el atropello de perros (nueve), caballos (dos) y otras especies desconocidas (diez). Entre enero y junio de 2015 quedaron distribuidos así: 335 por corzos, 24 por jabalíes, 37 por ciervos, nueve por zorros, nueve por perros, uno por una vaca, otro por una oveja y 19 por animales no identificados. Esta estadística refleja que los producidos por corzos, que son el 76% de los de animales y el 55% del total, continúan creciendo, al igual que los de los jabalíes, con una incidencia diez veces menor.

Las cuatro primeras víctimas mortales del año se produjeron en cinco días. El 23 de enero, tres personas de 35, 52 y 63 años de Gómara, Soria y Huesca perdieron la vida en un siniestro en el que tres coches se vieron involucrados en la N-234 junto a Martialay. El 27 de enero, la N-122 en Ágreda se cobró la vida de un agredeño de 78 años después de que la furgoneta que conducía chocara frontolateralmente contra un autobús de línea. El 16 de febrero, un soriano de 27 años murió al colisionar su vehículo con un camión en la N-234 en el término de Soria, frente a las Camaretas.

El 26 de abril dos personas perdieron la vida en una colisión frontoangular entre dos vehículos. Ocurrió en el kilómetro 132 de la N-122, dentro del término municipal de Arancón, en las cuesta de La Omeñaca. Fallecieron un olvegueño de 54 años y un ciudadano sueco de 67.

La octava víctima mortal fue un residente de Alconaba de 50 años. Su coche colisionó en la SO-20, cerca del cruce de Almajano, con un camión. Y la novena y última muerte en las carreteras sorianas en lo transcurrido de este 2016 ocurrió el jueves en la A-2, perdiendo la vida un camionero de 37 años de Cuenca.