La venta de combustible crece por cuarto año y se acerca a los niveles previos al 'centimazo'

Suministradas 41.637 toneladas en la primera mitad de 2016, un 8,2% más que en 2015 y un 52% por encima de las de 2013.

Vehículos repostando en una gasolinera soriana
Vehículos repostando en una gasolinera soriana
Mario Tejedor

La venta de combustible para la propulsión de vehículos aumenta por cuarto año consecutivo y se aproxima ya a los niveles previos a la aprobación del ‘céntimo sanitario’, el impuesto que pese a un sinfín de críticas y reproches aplicó la Junta de Castilla de León a comienzos de 2012 y que hundió al sector y trastocó la actividad económica provincial y regional y repercutió en el bolsillo de los ciudadanos, tal y como han denunciado en infinidad de ocasiones gasolineras, distribuidores, transportistas, empresarios de otros ámbitos que sostienen su labor en los carburantes y consumidores particulares. Sobre todo las estaciones de servicio aseguran que muchos años tendrán que pasar, pese al impulso actual de las ventas, para recuperar el duro golpe. Algunas, incluso, lamentan que nunca será posible volver a ese ritmo de facturación.


El aumento experimentado se sujeta en tres pilares. Por un lado, en la mejora del tráfico, tanto de vehículos como de mercancías, en las carreteras de todo el país, lo que ha tenido sus efectos en Soria. En segundo lugar, por el descenso que ha registrado el precio de la gasolina y el gasóleo en los dos últimos años. No en vano, las cuantías se encuentran en toda España en su nivel más bajo de los últimos siete años, y con el gasóleo en el entorno del euro de media.


La tercera razón y más importante, es la que hace referencia a la mencionada medida aprobada en marzo de 2012 por la Junta para ampliar el tramo impositivo autonómico. Eran los tiempos más duros para las administraciones, cuando los capítulos de ingresos se hundían ante el pánico generalizado de los gestores de la caja pública. En Castilla y León, el equipo de Juan Vicente Herrera optó por ampliar este impuesto. Significó que el precio del litro de combustible se encarecía en 4,8 céntimos, que rozaba los seis céntimos sumando otros pagos obligatorios como el IVA, que además subió ese mismo año, en 2012, por mediación del Gobierno de Mariano Rajoy. Las ventas se desplomaban mes a mes, ante el cabreo generalizado en la comunidad.


La Junta se vio obligada a exponer que el gravamen atendía a una situación puntual por la escasez financiera que se retiraría cuando las circunstancias en ingresos mejoraran. Así fue. El Gobierno regional atendió a la evidencia y decidió reducir el impuesto, viendo que las ventas de carburante no mejoraban y además las absorbían las regiones colindantes que no aplicaban el llamado ‘centimazo’, destinado, según las autonomías a sufragar la sanidad si bien tal finalidad fue declarada ilegal posteriormente por la justicia europea. La Rioja, Castilla La Mancha o Aragón, entre otras, se hacían con gran parte de la fuga de combustible que se dejaba Castilla y León.


Evidentemente no de usuarios particulares con depósitos medios de 60 litros, aunque también tuvo repercusión en localidades colindantes, sino fundamentalmente del mundo del transporte. De camioneros que recorren el país y que consumen al año miles y miles de litros de combustible. De hecho, según la Federación de Organizaciones Empresariales Sorianas (FOES), la reducción media de la facturación de las gasolineras de la provincia fue del 8% en los primeros meses, si bien en algunos casos creció hasta el 30%.


El 1 de enero de 2015, la Junta redujo de 4,8 a 1,6 el gravamen, lo que permitió acentuar las ventas a la vez que otras comunidades vecinas como Aragón lo ampliaron. El respiro fue doble.

La Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores) ofrece mensualmente registros de las ventas de carburantes en las diferentes comunidades de España. Es el mejor parámetro para comprobar la evolución del consumo.


El último registro corresponde al mes de junio, por lo que permite comprobar la progresión de la primera mitad de año. En estos seis meses, en la provincia se han comercializado 41.637 toneladas de carburante para vehículos, lo que significa un incremento del 8,2% con respeto al mismo periodo del pasado año, cuando se vendieron 38.463.El más elevado desde 2011

Es el nivel más elevado desde 2011, el último año antes de la aprobación del ‘céntimo sanitario’, cuando entre enero y junio se vendieron 44.720 toneladas. En la primera mitad de 2012, ya con el gravamen en vigor, la comercialización experimentó su primer bajón con 35.837 toneladas de gasolina y gasóleo. Una cifra que se desplomó en 2013, con 27.315 toneladas, el menor registro de la cifra histórica. Desde ahí, aunque tímidamente, ha ido aumentando: 32.475 en 2014, 38.463 en 2015 y 41.637 en 2016. Sobre 2013, el peor de las ejercicios, supone un alza del 52%. Pero todavía está muy lejos del volumen de 51.390 toneladas suministradas en 2008, cuando la recesión ya se hacía notar.


Según el Cores, de las 41.637 toneladas vendidas en la primera mitad del año, 37.011 corresponden a gasóleo, el combustible más extendido (33.847 en 2015, 31.685 en 2014, 26.471 en 2013, 34.542 en 2012, 38.591 en 2011, 42.019 en 2010, 40.061 en 2009 y 44.163 en 2008). Las ventas de gasolina de 95 octanos se establecen en 4.271 entre enero y junio, algo por debajo de las 4.318 del 2015. Sin embrago, aumenta la gasolina de 98 octanos, más cara, de 298 a 355 toneladas.

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