La crisis limita el acceso a los medicamentos a los más vulnerables

En lo que va de año Cruz Roja ha otorgado 78 prestaciones de compra de fármacos a 41 familias; suele ser para dolencias comunes.

Los detenidos utilizaban recetas falsificadas para obtener medicamentos y fabricar droga.
Una persona mayor adquiere su tratamiento médico en una farmacia.
Efe

Las necesidades básicas generadas por la crisis abarcan muchos ámbitos. El derecho a la protección de la salud, garantizado por la Carta Magna en su artículo 43, queda sesgado en muchas ocasiones por el simple hecho de la carencia de recursos económicos. La versión del ‘tanto tienes, tanto vales’ quijotesco está más de moda que nunca en la sociedad de consumo del siglo XXI. Por suerte, siempre hay un custodio que vela por quienes menos tienen, por quienes aun estando enfermos deben pasar el mal trago de pedir para curarse.


Es cierto. En Soria, aunque no se vea ni se palpe, también "hay personas que no tienen dinero para costearse los medicamentos", en general, por "enfermedades comunes" a las que cualquiera está expuesto. Hay incluso quien opina que la situación "está peor ahora" y quien destaca que la espiral comenzó con la última reforma sanitaria, con el controvertido Real Decreto-Ley 16/2012 de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones. Para mitigar los devastadores efectos que la inacabable crisis tiene en las economías domésticas son varios los flancos abiertos por organizaciones humanitarias.


Cruz Roja Provincial tiene en marcha desde hace al menos nueve años el ‘Programa de atención urgente a necesidades básicas’, donde también entran los fármacos. En lo que va de año se ha prestado asistencia a 41 familias a través de 78 ayudas de este tipo; el año pasado se contabilizaron 98 familias y 306 prestaciones. Mientras, en 2013 se distribuyeron 469 ayudas entre 183 usuarios (que no núcleos familiares), según los datos aportados por responsables del programa de Cruz Roja. Este tipo de necesidades avanzan "a la par" que lo hacen otras básicas, admiten. Ni a un ritmo más rápido ni más lento. Simplemente las familias no tienen más remedio que bregar contra la inercia de la situación; eso o dejarse arrastrar, algo que no permiten las organizaciones que desempeñan una labor crucial en este escenario de recesión económica.


Cáritas Osma-Soria también ofrece asistencia en este sentido. Su responsable, Javier Santa Clotilde, explica que la demanda "aumentó considerablemente desde la reforma sanitaria", aunque quizá actualmente "nos hayamos estancado", pese a que se sigue funcionando con la misma diligencia. "Algunos meses gastamos 200 euros en medicinas, otros 60, depende de las necesidades". Es la entidad la que adquiere los medicamentos en la farmacia a través de la receta de quienes "no pueden gastar en medicinas". Generalmente se trata de "familias en paro con cargas familiares" y con "una muy baja prestación".Cobertura sanitaria

En Cruz Roja, la cobertura de necesidades de medicamentos se ciñe a requisitos estrictamente económicos, matizan. La organización realiza una "valoración socioeconómica" y, en función de los criterios establecidos, quien los cumpla puede acceder a esta prestación. "Se cubre igual la receta que la prescripción médica", es decir, tanto los medicamentos que entran dentro de la financiación de la Seguridad Social como los que están excluidos de ella pero que, por recomendación facultativa, son necesarios para cumplimentar un tratamiento. Esto sucede con personas que no disponen de tarjeta sanitaria -bien sean extranjeros en situación irregular o españoles en paro-. En cualquier caso, "nadie ha llegado a Cruz Roja diciendo que no haya sido atendido". Sacyl lo ha reiterado en numerosas ocasiones: se atiende a todo el mundo, tenga o no tarjeta sanitaria -omitiendo así el controvertido Real Decreto 16/2012- y no se ha emitido factura alguna después de prestar asistencia sanitaria a alguna de estas personas.


Cruz Roja Soria no tiene atención sanitaria, como sí poseen otras provincias que cuentan con centros sanitarios propios o que incluso han firmado acuerdos con los entes colegiales médicos y farmacéuticos para dar respuesta a quienes quedan al margen de la sanidad pública.

Su cobertura para necesidades sanitarias no se limita solamente a los medicamentos. También se extiende a óptica y dentista, pero nada de cuestiones de estética, sino "por necesidad" y siempre bajo prescripción.


Quienes acuden a este servicio del ‘Programa de atención urgente a necesidades básicas’ en busca de medicinas generalmente suelen ser adultos; "tenemos pocos niños". Habitualmente es para tratar "enfermedades comunes", pues ni siquiera para estas cuestiones disponen de dinero.


El copago farmacéutico tampoco ha ayudado a que estas personas palíen sus necesidades sanitarias, como recuerdan desde Cruz Roja. Algunos "no pueden pagar el porcentaje" que por renta les toca abonar aunque estén en la Seguridad Social.Sin financiación, menos compras

Para quienes atraviesan estas circunstancias no es nada fácil tener que ir a una organización a pedir ayuda. Personas mayores, inmigrantes y familias con parados de larga duración son los grupos de población, según las organizaciones humanitarias, a los que más les está costando comprar fármacos. Eso, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud considera que el acceso equitativo a unos medicamentos seguros y asequibles es de importancia vital para que todo el mundo goce del grado máximo de salud que se pueda lograr.


Para Silvio Orofino, secretario Unión de Pensionistas, Jubilados y Prejubilados de UGT en Soria (UPJP-UGT), la situación "quizá está peor" que hace unos meses para quienes dependen de una pensión que parece menguar a la par que incrementa el coste de la vida. "A algunas personas les han subido apenas dos o tres euros, y a la hora de elegir entre comer y otras necesidades básicas se elige lo primero", mantiene para admitir que dentro de la organización no se han tratado casos de este tipo, aunque sí se conocen a través de terceros "situaciones muy duras de personas mayores que no tienen ni para comprarse una pomada para el reúma".


La sensación de saber que estos casos suceden, aunque sin números concretos que lo certifiquen, también es algo que han evidenciado los profesionales de Farmacia. No hace tanto observaron una bajada importante en el consumo de algunos medicamentos, sobre todo entre el colectivo de mayores. Se trata, principalmente de los que han salido de la financiación, como los indicados para demencias, las gotas para sequedad ocular (que ahora llevan visado) y los laxantes.


El último Barómetro del Mayor de la Unión Democrática de Pensionistas revela que un 12,4% de las personas que dependen de una prestación por jubilación no ha podido comprar todos los medicamentos que le han recetado por falta de dinero. Además, uno de cada cinco mayores ha tenido que prestar ayuda económica a algún familiar o conocido para que pudiera cumplir su tratamiento. Son cifras, frías y planas, detrás de las cuales hay personas. Afortunadamente, a veces, a la sombra de estas personas también hay colectivos que contribuyen a estabilizar su miseria.