TRAS EL GOLPE DE ESTADO

Zelaya promete que intentará de nuevo regresar a Honduras

Pide a los golpistas que "dejen de reprimir al pueblo" después de la muerte de dos manifestantes.

El aeropuerto Internacional de Toncontin vigilado por militares
Zelaya promete que intentará de nuevo regresar a Honduras
AFP. JOSÉ CABEZAS

Si no fuera porque el presidente destituido Manuel Zelaya advirtió que hará un segundo intento de retornar a Honduras, la crisis en este país centroamericano parecía hoy ingresar en un impasse, debido a la tenacidad del gobierno de facto que se blindó ante la unánime condena internacional al golpe y se resiste a dar marcha atrás.


El presidente declaró además a la cadena de televisión venezolana Telesur que se reunirá con la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, para pedirle que asuma una posición más clara ante el golpe de Estado en su país.


Zelaya, derrocado por un golpe cívico militar, intentó regresar a su país el domingo último. Pero los golpistas colocaron coches y otros vehículos en la pista y el avión que traía a Zelaya junto al presidente de la Asamblea General de la ONU, el nicaragüense Miguel D'Escoto, debió dirigirse a Nicaragua para terminar en El Salvador.


Allí, junto a otros mandatarios latinoamericanos, Zelaya pidió a los golpistas que "dejen de reprimir al pueblo". Se refirió así a las refriegas en el aeropuerto que derivaron en la muerte de dos manifestantes según confirmó el canciller del gobierno ilegal, Enrique Ortez.


Una vez que el presidente depuesto anunció que viajaría a su país, decenas de miles de manifestantes fueron hacia el aeropuerto de Toncontín a recibirlo. Tras pasar una serie de retenes, los simpatizantes del mandatario quedaron junto a las vallas de la base aérea, fuertemente militarizada. Al intentar voltear ese límite, habrían comenzado los disparos, según los testigos.


"Nos tiramos al suelo porque los militares comenzaron a disparar", contó a la prensa uno de los manifestantes que estaba junto a Isis Murillo, un joven de 19 años que fue una de las víctimas fatales. "Él se levantó y en ese momento le tiraron a la cabeza", relató. El muchacho fue trasladado por los manifestantes con pérdida de masa encefálica y murió antes de llegar a la consulta.


"Yo no pensé que iban a poner obstáculos en la pista", declaró Zelaya desde El Salvador y repudió la represión. "Llamo a las Fuerzas Armadas de Honduras a bajar sus rifles. Les suplico. Les ordeno que no repriman al pueblo hondureño", clamó. El mandatario dijo que volverá a intentar regresar. "Vamos a buscar como entrar al país mañana o pasado", dijo.

Gestiones internacionales


Para Zelaya, la actitud de los golpistas que impiden su retorno "debe preocupar a los demás presidentes". "En el siglo XXI nos negamos a aceptar que ocurra esto a un presidente democrático de cualquier país del mundo", sostuvo. Desde Francia, el presidente de Brasil, Luis Inacio Lula da Silva, le dio la razón. "No es posible aceptar más golpes en América latina", señaló y advirtió que "bajo ninguna hipótesis" será reconocido el gobierno de facto. "Los golpistas deben entenderlo", sentenció.


No obstante, las gestiones internacionales para restablecer el orden constitucional en Honduras parecen haber perdido el ritmo acelerado que adquirieron la primera semana posterior al golpe. El secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, manifestó estar "dispuesto a seguir adelante con las gestiones para conseguir nuestros objetivos, que seguirán siendo restablecer el orden democrático en el país", pero no aludió a acciones concretas.


La semana pasada, la OEA dio un ultimátum a los golpistas, el secretario general viajó a Tegucigalpa para entregar la notificación a las autoridades judiciales, y el domingo de madrugada el organismo suspendió a Honduras de su seno. Pero ahí cesó el libreto que tenía Insulza hasta el momento.


Desde Ginebra, el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, reconoció ignorar "cuál sería la solución práctica después de lo que hemos visto ayer", dijo por el intento frustrado de Zelaya de retornar.


Lula sugirió "identificar interlocutores" para un diálogo de las partes, no entre los golpistas sino en la sociedad civil hondureña.


Al respecto, el presidente de Costa Rica Oscar Arias, premio Nobel de la Paz por sus gestiones para pacificar Centroamérica hace 30 años, se ofreció a mediar si se lo piden. "Nadie se puede negar a ayudar a salir de esta crisis", declaró.