FILTRACIONES

Zapatero, un político con ideas de una izquierda "trasnochada y romántica"

Según las filtraciones de Wikileaks, EE. UU. atribuyó la llegada al poder de Zapatero a mala gestión del PP en 11-M.

Los diplomáticos estadounidenses atribuyeron, en parte, la llegada a la presidencia del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a la mala gestión del atentado del 11-M por parte del PP, según documentos del Departamento de Estado de EEUU filtrados por Wikileaks que publica El País.


En los 3.602 documentos emitidos desde 2004 por la Embajada de EE. UU. en España se recogen conversaciones con el Rey, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el líder de la oposición, Mariano Rajoy, o los ex presidentes Felipe González y José María Aznar.


El Gobierno socialista ha sido objeto del estudio los últimos embajadores de EE. UU., George L. Argyros, Eduardo Aguirre y Alan D. Solomont.


Tras la victoria de Zapatero en las elecciones de 2004, se generó una gran cantidad de cables secretos y confidenciales en los que se explicaba quién era Zapatero, y cuáles eran sus pretensiones, que consideraban propias de una izquierda "trasnochada y romántica", según el diario.


Asimismo, se califica al presidente del Gobierno español como un político cortoplacista que supedita los intereses comunes al cálculo electoral y se le considera un problema para algunos de los intereses de la política exterior de EE. UU.


Estos documentos analizados por El País reflejan también las presiones y amenazas ejercidas por EE. UU. sobre personas con poder de decisión en España acerca de temas conflictivos, como la retirada de las tropas de Irak o los vínculos con Cuba y Venezuela.


Estos temas, además de la crisis de Kosovo o las relaciones comerciales con países sospechosos de terrorismo, en los que no hubo acuerdo entre los dos países, fueron tratados, según reflejan los documentos, con llamadas, reuniones, avisos, presiones y amenazas.


Sobre la retirada de las tropas de Iraq, los documentos revelan que esta decisión enfrió las relaciones entre ambos países, hasta el punto de que Bush no se puso al teléfono cuando Zapatero le llamó para felicitarle por su segunda victoria electoral.


La recuperación de la confianza fue lenta, a pesar del interés de España por recomponer las relaciones, pero sin que Washington olvidara sus objetivos ni la política del palo y la zanahoria.


Según señala El País, los distintos temas fueron abordados a veces en reuniones aparentemente distendidas y otras veces con presiones directas y duras o con informes "demoledores" sobre personalidades del Estado.