SUDÁN

Un refugiado denuncia los vínculos entre el gobierno sudanés y Al Qaeda

El refugiado sudanés Mohammed Shakhour ha alertado sobre los estrechos vínculos que hay entre el presidente de su país, Omar Al Bashir, y el terrorismo islamista de Al Qaeda que, según él, es la causa del conflicto en Darfur y la hostilidad que la mayoría árabe del país siente hacia la etnia negro-africana 'fur'.


El conflicto de Darfur, con un saldo de 300.000 muertos y 2,5 millones de desplazados en seis años, no se solucionará hasta que desaparezca el actual gobierno sudanés, ha explicado Shakhour.


"Quien realmente controla el país es Osama Bin Laden", recalca, pese a que el líder de Al Qaeda no pisa suelo sudanés desde 1996.


La independencia de Darfur es la mejor solución, según este refugiado, aunque también ve posible la convivencia pacífica de árabes y darfurianos en un mismo estado, incluso con un gobierno de mayoría árabe, siempre y cuando Al Bashir no figure en él.


"Nos han echado de nuestras tierras y no tenemos derechos porque ellos (la mayoría árabe que controla el país) se creen superiores a nosotros", manifiesta en referencia al hostigamiento al que están sometidos los darfurianos desde 2003, cuando estalló el conflicto.


Shakhour ha asistido esta semana a los cursos de verano de la Complutense en El Escorial, donde se ha proyectado el documental 'Darfur, llamando a la conciencia', que refleja la crudeza del día a día en la región, que grabó con los periodistas españoles Iván Durán y Julio Alonso en 2006.


Shakhour decidió ayudar a los periodistas españoles para que mostrasen "atrocidades" que allí se cometían, como violaciones a niñas, fosas comunes o saqueos, y de hecho el metraje ha servido como testimonio para que la Corte Penal Internacional (CPI) ordenara el arresto de Al Bashir en febrero de este año.


Sin explicación alguna, Shakhour fue detenido y condenado a muerte, según dice, porque un agente del servicio de inteligencia sudanés le vio colaborando con los periodistas.


Tras cuatro meses en prisión, consiguió sobornar a un policía, que le liberó a cambio de que le pagara su sueldo de siete años, -unos 15.000 euros-, de los que todavía debe pagar lo equivalente a un año, a pesar de estar residiendo en Zaragoza con su mujer y su hijo de poco más de un mes.


Al salir de prisión huyó a otra ciudad al sur de Sudán sin poder contactar con su familia, donde se cambió de nombre para pasar inadvertido, hasta que un día vio su foto en la prensa local ofreciéndose una recompensa de 600 euros a quien descubriera su paradero, por lo que decidió salir del país.

En ese momento comenzó un largo y duro periplo por Sudán de varias semanas, montado en burros y en bicicletas, para regresar a buscar a su mujer y después huir juntos a Kenia, en cuya frontera le esperaban los dos periodistas españoles, quienes le ayudaron a conseguir el visado de refugiado político que le permitió venir a España.


Sobre la pasividad de la comunidad internacional ante este conflicto étnico, Shakhour lo tiene claro: "no hacen nada porque Sudán es un negocio para las grandes potencias", especialmente por el petróleo, en el que tienen fuertes intereses Estados Unidos, China y Rusia.


Estos tres países precisamente gozan de derecho a veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas porque son miembros permanentes, por lo que Shakhour no confía en que la orden de arresto de Al Bashir de la CPI se ejecute nunca.


"Si de verdad piensan que Bashir es un criminal por qué no cortan las relaciones diplomáticas con él", se pregunta.