POLÍTICA

Líderes europeos tocados por la crisis

La economía centra los esfuerzos de todos los gobiernos, que en tiempos de una crisis que se escribe con mayúsculas buscan medidas efectivas y lo menos impopulares posibles. Pero resulta una tarea difícil y las urnas y los sondeos castigan a casi todos los líderes europeos.

Líderes europeos tocados por la crisis
Líderes europeos tocados por la crisis

La crisis está pasando factura política. Y seguirá haciéndolo. Las elecciones generales se suceden en distintos países y reflejan el malestar de la sociedad con la actual situación financiera, que castiga a quienes ostentan el poder. El pueblo no perdona los altos índices de desempleo, el aumento de los impuestos y el recorte en gastos sociales. El voto acaba siendo implacable y se decanta por la oposición, sea del color que sea.

El ya ex primer ministro británico Gordon Brown acaba de engrosar la lista de dirigentes europeos 'ajusticiados'. De poco le han valido sus alabadas políticas económicas como ministro de Hacienda de la era del laborista Tony Blair. Dos años y medio alojado en la residencia oficial del número 10 de Downing Street le han bastado para ser el blanco de todas las dianas por la difícil situación económica en la que se encuentra uno de los países clave de Europa. Un dato: según una encuesta publicada por el diario 'Sunday Times' tres días después de las elecciones generales, dos tercios de la población, el 62%, apoyaba que Brown abandonara el cargo de primer ministro.

El cambio, sin embargo, no implica el fin de los males. De hecho, el nuevo Gobierno de coalición entre conservadores y liberaldemócratas proyecta presentar un presupuesto de urgencia para recortar el déficit en 6.000 millones de libras (7.000 millones de euros) este mismo año. Es decir, que se esperan medidas drásticas que afectarán a los ciudadanos. Además, se aplaza la reducción del Impuesto de Sucesiones, se eleva el mínimo exento de tributación del IRPF y se reformará el sistema financiero. Así que los británicos seguirán apretándose el cinturón pero se han quitado de la vista a quien parece que consideran el causante de sus males: Gordon Brown.

Ante este panorama, los rostros del francés Nicolas Sarkozy y la alemana Angela Merkel pierden brillo y reflejan un gesto de acertada preocupación. Hasta hace dos años, sin embargo, caminaban con la cabeza bien alta como líderes indiscutibles de la eurozona.

Ni que decir tiene que las quinielas apuntan a que el primer ministro griego Yorgos Papandréu no saldrá victorioso de las urnas después del plan de austeridad aprobado por su Gobierno y que ya le han valido conflictivas manifestaciones y huelgas. El objetivo es un recorte adicional de gastos de 30.000 millones de euros, y tendrá como mayores damnificados a funcionarios y pensionistas.

A Merkel los ciudadanos le han lanzado un aviso esta misma semana en las elecciones para el gobierno regional en el estado de Renania del Norte-Westfalia. Las urnas señalaron sin equívocos a los perdedores: los dos partidos que gobiernan en el estado y en Alemania, la Union Cristiano Demócrata de Merkel (CDU) y el Partido Liberal (FDP). No en vano, ella misma habló de "derrota amarga". Y fue más allá. Admitió la errática gestión de su gobierno y que la coalición en Berlín deberá establecer sus prioridades con claridad.

Las palabras de Merkel este mismo viernes no tranquilizan tampoco a los ciudadanos, a quienes está preparando para nuevos recortes. "No habrá área alguna que quede excluida (de dichos recortes)" porque "Alemania ha vivido durante muchas décadas por encima de sus posibilidades".

Todo esto le sucede a la canciller solo ocho meses después de renovar su jefatura de Gobierno. Los resultados ya fueron un aviso, aunque solo perdiera un 1,3% de votos en las urnas. Por contra, aumentó casi cinco puntos el partido de derecha FDP, con quien Merkel pactó el gobierno de coalición.

Hace tiempo también que la admiración por Nicolas Sarkozy se esfumó entre los franceses. Las últimas medidas anunciadas por su Gobierno tampoco ayudarán a relanzar su imagen, puesto que el Ejecutivo ha anunciado que congelará el gasto público para los tres próximos años con el fin de dejar su déficit del 7% en el 3% en 2013. Además, los costes operativos estatales se reducirán un 10%. Eso sí, las pensiones no se tocarán.

También el gobierno socialista del portugués José Sócrates renovó su mandato en septiembre de 2009, perdiendo la mayoría absoluta. Y ha tardado poco en ganar nuevos detractores, puesto que planea congelar el sueldo de los funcionarios, frenar las contrataciones y aumentar el impuesto sobre la renta para quienes ganan más de 150.000 euros al año.

Mirando al Este de Europa, Rumanía y Ucrania han dado un vuelco en sus jefaturas de Gobierno recientemente, con la crisis financiera como una de las causas.

Sin contar con que en España el presidente Zapatero ya refleja en el gesto la consciencia de que tras el último y más drástico plan de ajuste económico este sea, quizás, su último mandato.