La carrera electoral hondureña entró anoche en la recta final. Los candidatos presidenciales cerraron sus campañas mientras el depuesto presidente José Manuel Zelaya invocaba una vez más al rechazo de la comunidad internacional a los comicios y el gobernante de facto, Roberto Micheletti, ausente por unos días para que no se diga que influyó en los resultados.

España no enviará observadores pero Estados Unidos, a quien Zelaya acusó de haberlo abandonado, y Panamá aceptarán los resultados como fórmula para solucionar la crisis suscitada tras el golpe militar del pasado 28 de junio.

Este domingo, unos 4,6 millones de hondureños están convocados para elegir al presidente, 128 diputados y 298 alcaldes y corporaciones municipales.

Los aspirantes han llegado en un clima de crispación, enfrentamientos verbales y físicos, y desesperación, desde que Zelaya fue derrocado por su empeño en convocar una Asamblea Nacional que reformara la constitución para permitir su reelección.

La tensión se incrementó tras su regreso clandestino el pasado 21 de septiembre. Desde entonces, permanece refugiado en la embajada de Brasil sin haber logrado retomar el poder.

Las marchas callejeras de sus simpatizantes se han opacado y los hondureños parecen haber aceptado que no les queda otra salida que ir a las urnas.

La legitimidad de la consulta ha sido cuestionada pero, en vista de que se hará de todas formas, aspirantes afines al ´zelayismo´ que amenazaron con retirarse para apoyar su restitución, estarán en la liza para no entregar en bandeja sus espacios de poder. Es el caso de César Ham de Unificación Democrática (UD) y Carlos Humberto Reyes, Independiente, aunque ambos figuran con pocas posibilidades de ganar.

Los seis aspirantes a sustituir al mandatario constitucional se presentan como la "mejor opción" para Honduras. Pero es el conservador Porfirio Lobo, rival de Zelaya en los comicios del 2005 y líder del Partido Nacional, quien encabeza la preferencia de los votantes, con un 16 % más que su inmediato competidor, Elvin Santos, ex vicepresidente de Zelaya, y como éste y Micheletti, miembro del fraccionado Partido Liberal.