GUERRA EN LIBIA

Tensa espera antes del asalto final a Bani Walid

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Cuando las negociaciones han fracasado, hablan las armas. Lo que es habitual en cualquier otro conflicto no ocurre sin embargo en Libia, donde la nueva cúpula rebelde decidió ayer esperar antes de asaltar los últimos bastiones de las fuerzas leales al régimen de Muamar el Gadafi.

Más de mil combatientes rebeldes esperaban ayer en una zona del frente a unos 70 kilómetros de la desértica ciudad de Bani Walid. En la víspera se había informado aún de que las conversaciones con los líderes tribales del feudo gadafista habían quedado interrumpidas. «Esperamos la orden de ataque de la cúpula militar», dijo un miliciano rebelde al canal árabe Al Yazira. Pero los líderes de la insurgencia quieren evitar los combates.

La actitud se corresponde con el ánimo en los cafés de Trípoli, a unos 150 kilómetros de distancia. «Ya hubo suficientes víctimas en esta guerra», dijo el estudiante Rami Moaz. «¿Para qué más muertos?», añadió. Según datos de los rebeldes, hasta 50.000 personas han muerto desde que empezaron las revueltas en febrero.

También la idea del «bastión gadafista» es relativa. Comandantes rebeldes sostienen que la gran mayoría de habitantes de Bani Walid les apoya. El problema son más bien los entre 100 y 200 seguidores acérrimos de Gadafi que se han atrincherado en Ban Walid. Aunque no tendrían opciones de victoria en caso de un enfrentamiento, estos podrían provocar una masacre entre la población civil. La ciudad completa es en cierta forma rehén de los gadafistas, muchos de ellos con las manos manchadas de sangre por su participación en la represión. Los rebeldes les han asegurado procesos justos, pero no impunidad.

El asedio de la ciudad continuará previsiblemente unos días. Ayer, el líder del consejo rebelde, Mustafa Abdul Yalil, subrayó que se mantendrá en pie el ultimátum dado a los gadafistas hasta el sábado. El plazo rige para todos los feudos del régimen incluido Bani Walid.