FRANCIA

Sarkozy se venga de Villepin

El presidente impide que su adversario político obtenga la Legión de Honor. Sarkozy sospecha que Villepin conspiró para impedirle suceder a Jacques Chirac en el Elíseo.

Nicolas Sarkozy ha privado de uno de los grados más altos en el escalafón de la Legión de Honor a Dominique de Villepin, adversario político de quien sospecha que conspiró para impedirle suceder a Jacques Chirac en el Elíseo. El presidente y el ex primer ministro franceses son parte civil y acusado, respectivamente, en el 'caso Clearstream', una manipulación orquestada en la oscuridad de las guerras de sucesión en el neogaullismo.


El último episodio en el ajuste de cuentas personal de Sarkozy con Villepin, sospechoso de haber dirigido un gabinete negro para eliminarle como rival político, es un decreto publicado el pasado sábado en el boletín oficial de la República Francesa. El texto, firmado por el presidente, estipula que el grado de gran oficial en la orden de la Legión de Honor, la condecoración más prestigiosa del país, corresponde de pleno derecho a los antiguos primeros ministros que han ejercido sus funciones durante... «dos años como mínimo».


La fijación de ese plazo no es inocente. El mandato de Alain Juppé, hoy alcalde de Burdeos y amigo de Sarkozy, duró dos años y quince días. Pero Villepin ocupó el palacete de Matignon (la Moncloa gala) un año, once meses y quince días. Es decir, le falta un par de semanas para colgarse la medalla. Los socialistas Laurent Fabius (un año y ocho meses en la jefatura del Gobierno) y Edith Cresson (diez meses y quince días) también se ven afectados. Pero la medida parece teledirigida contra el gran enemigo doméstico.


En un recurso ante el Consejo de Estado por abuso de poder del presidente, el abogado de Villepin recuerda que Sarkozy prometió en su día colgar de un gancho de carnicero a quien le hubiera implicado en el 'caso Clearsteam'. «La extrema violencia de esas palabras da a pensar que no va a retroceder ante ningún medio para alcanzar sus fines», opina el letrado, quien denuncia que el jefe del Estado nombra al ministro de Justicia, superior jerárquico de los fiscales encargados de la causa en la que es acusación particular. A su juicio, Sarkozy instrumentaliza su cargo «para la satisfacción de sus intereses personales».