Sarkozy se da tiempo para reformar las pensiones y evitar así el conflicto

El presidente francés recibió a los responsables de los sindicatos y de la patronal, pero no quiso desvelar la dirección que quiere dar a esa reforma.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, hizo un gesto hacia los sindicatos al afirmar que se dará "el tiempo necesario para dialogar" sobre la reforma de las pensiones, pero se cuidó en avanzar las medidas que planea, en un intento por desactivar las protestas que se iban a programar.


Sarkozy, que recibió a los responsables de los sindicatos y de la patronal, no quiso desvelar la dirección que quiere dar a esa reforma y se decantó por poner el acento en su voluntad de concertación, que comenzará a comienzos de abril, una vez pasadas las elecciones regionales de marzo.


La discusión con patronal y sindicatos continuará "hasta agosto, si es necesario" y el Gobierno presentará un proyecto de ley en septiembre para su tramitación en otoño.


"Si queremos salvar nuestro sistema de pensiones, no podemos retrasar las decisiones" porque la reforma "es una cuestión de interés general", subrayó el presidente conservador, que recordó que el déficit acumulado del sistema es de 30.000 millones de euros y que la relación entre cotizantes y jubilados es cada vez más desfavorable y eso se agrava con el envejecimiento de la población.


Sarkozy garantizó el mantenimiento del sistema por reparto -son los cotizantes en cada momento los que pagan a los jubilados- y también que no bajarán las pensiones, pero sobre la forma de conseguirlo se limitó a indicar que "cuando llegue el momento asumiré mis responsabilidades".


Una forma de eludir la presión del debate generado por diversos miembros de su Gobierno que ya han lanzado la idea de que habrá que retrasar la edad legal de jubilación, que desde 1983 permite a los franceses retirarse a los 60 años, y cuya modificación es para los sindicatos casi una declaración de guerra.


La otra variable que más se baraja es aumentar el periodo de cotización necesario para cobrar una pensión completa, que ya se elevó con la última reforma de 2003 hasta 41 años en la actualidad y 42 en unos años.


La primera reacción de los sindicatos puede llegar hoy mismo, al término de una reunión de la que no se descartaba siquiera un calendario de movilizaciones que se iniciaría en marzo.


En espera de esa reunión, los responsables de las centrales mostraron sobre todo su escepticismo y su decepción por la falta de concreción de Sarkozy, y así el secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Bernard Thibault, se quejó de que "no hay propuestas concretas".


"No tenemos la impresión de haber sido mejor entendidos que al comienzo" de la reunión", señaló Thibault, mientras que el "número uno" de la Confederación Francesa de Trabajadores Cristianos (CFTC), Jacques Voisin, contó que había entrado al encuentro "con un cierto apetito" para conocer los planes del Ejecutivo y "tengo la impresión de que me he quedado con hambre".


El secretario general de la Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT), François Cherèque, insistió en que el problema de la sostenibilidad del régimen de pensiones "no se podrá resolver" si no se soluciona la cuestión del empleo porque cada vez hay más empresas que reducen la plantilla o cierran y más parados que agotan sus derechos a subsidio por desempleo.


La patronal considera imprescindible incrementar la edad legal de jubilación, teniendo en cuenta que con los 60 años en la actualidad y el aumento de la esperanza de vida, el periodo en el que los jubilados pueden percibir pensiones podría extenderse hasta 40 años.


La presidenta del Movimiento de Empresas de Francia (MEDEF), Laurence Parisot, sin embargo, se mostró en contra de la idea sugerida por el primer ministro, François Fillon, de elevar las cotizaciones, ya que a su juicio eso afectaría la competitividad de las empresas y en la práctica reduciría los salarios netos.


La patronal también quiere que el régimen público de pensiones por reparto se complemente con un dispositivo de capitalización.


Sarkozy también aplazó al mes de abril las discusiones sobre qué hacer con los desempleados que han llegado al fin del derecho a cobrar del paro (se ha calculado que son unos 400.000), aunque aseguró que "no se dejará tirado a nadie".


"No se puede luchar contra la exclusión sólo con la asistencia" sino con "una formación remunerada" porque "uno se reinserta en la sociedad con el trabajo", indicó a ese respecto el presidente francés.