Pendiente de acuerdo

"Difíciles" negociaciones en la ONU para que Rusia apoye la resolución sobre Siria

El Consejo de Seguridad de la ONU ha iniciado las consultas sobre el proyecto de resolución sobre Siria presentado por Marruecos, unas negociaciones en las que será clave lograr un acuerdo con Rusia para evitar que ejerza su poder de veto.

El embajador ruso ante la ONU, Vitaly Churkin, habla durante la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU.
"Difíciles" negociaciones en la ONU para que Rusia apoye la resolución sobre Siria
EFE

"El punto clave es lograr un acuerdo con Rusia. Nos gustaría tener una votación lo más rápido posible, pero todo depende de la calidad de las negociaciones", dijo a Efe el embajador adjunto de Alemania ante la ONU, Miguel Berger.


Berger señaló que los países europeos, redactores junto a los países árabes y Estados Unidos del proyecto de resolución presentado por Marruecos la semana pasada, llegan a las negociaciones con la idea de defender "el borrador completo", en una muestra de "total apoyo" al plan de transición de la Liga Árabe para Siria.


"Estamos en una encrucijada. Es una de las últimas posibilidades que tiene el Consejo de Seguridad para influir en la situación que atraviesa Siria. La única posibilidad de evitar que el país se hunda en una guerra civil", añadió el diplomático germano, que reconoció que un fracaso del Consejo por lograr consenso sería devastador.


Subrayó que las actuales negociaciones sobre el texto serán "muy difíciles", sobre todo ante la oposición de Rusia, que cuenta con el apoyo de China, India y Sudáfrica en el Consejo, contrarios al punto en que el actual borrador respalda la salida del poder del presidente sirio, Bachar al Asad.


"Después de esta tarde, tendremos una idea clara de si va a ser posible llegar a un buen resultado. Es absolutamente urgente lograr una resolución: desde el martes han muerto más de 450 personas", añadió el diplomático alemán.


A mediados de enero la ONU calculaba que podrían haber muerto en torno a 5.400 personas por la represión de las fuerzas de seguridad.


Los miembros del Consejo de Seguridad negocian en estos momentos para sacar adelante un texto que cuenta con varios puntos claves, como la defensa del proceso de transición política tal y como lo propuso la Liga Árabe, el reconocimiento a las sanciones impuestas ya por ese organismo regional y el embargo al envío de armamento.


Todos ellos son puntos ante los que Rusia se ha mostrado públicamente opuesto, y además Moscú querría que la responsabilidad de la violencia recayera tanto en las autoridades sirias como en los miembros de la oposición.


"Hemos dejado claro que no vamos a aceptar de ninguna manera una equidistancia entre lo que ha cometido el régimen y la resistencia", añadió Berger, mientras que otra fuente diplomática occidental ha reconocido que, "si Moscú tiene sus líneas rojas, nosotros tenemos las nuestras".


Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió de nuevo al Consejo que actúe pronto y envíe un mensaje "coherente y unitario" sobre la situación en Siria, ya que "cuanto más tiempo pase, más personas morirán", dijo su portavoz, Martin Nesirky.


El texto marroquí sobre la mesa pide la salida del poder del presidente sirio y apoya al plan de transición preparado por la Liga Árabe, cuyos responsables asistieron el martes a la reunión ministerial del Consejo de Seguridad y pidieron su respaldo.


Fuentes diplomáticas señalaron que el proyecto de resolución tiene el apoyo de la mayoría del Consejo, es decir de al menos nueve países, y se mostraron decididas a someterlo a votación "en los próximos días", mientras que se trabaja para lograr al menos la abstención de Rusia, para que el texto salga adelante.


La resolución condena las graves violaciones de derechos humanos y las libertades fundamentales por parte de las autoridades sirias, y no incluye sanciones, aunque sí una condena al "traspaso de armas a Siria, que alimenta la violencia", lo que no satisface a Rusia, el principal proveedor de armamento al Gobierno sirio.


Rusia es reticente a condenar directamente a Al Asad y pedir su salida del poder, y además teme que cualquier acción en el Consejo conduzca a una intervención militar.