EGIPTO

Primeras grietas en la oposición egipcia

La reunión del vicepresidente con algunos grupos contrarios al régimen rompe la unidad de los activistas. Obama considera que Egipto está «logrando progresos» para resolver la crisis.

Vista aérea de la plaza Tahrir, de El Cairo, llena de manifestantes opuestos a Mubarak, anoche.
Primeras grietas en la oposición egipcia
HANNIBAL HANSCHKE/EFE

La oposición egipcia está sufriendo grietas en la unidad que mantenía hasta ahora, ya que hay algunos sectores opuestos al diálogo que emprendió el domingo el vicepresidente, Omar Suleimán, con los Hermanos Musulmanes y otros grupos.


Distintas posturas de apoyo y rechazo a esas negociaciones han nacido incluso entre miembros de las mismas organizaciones, incluidos los Hermanos Musulmanes y la Asamblea General para el Cambio, que apoya al premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei. «No hay un marco global para todas las fuerzas políticas. La Asamblea Nacional para el Cambio tiene posturas diferentes (sobre el diálogo), entre el rechazo y la aceptación», dijo ayer Hasan Nafae, próximo a El Baradei.


Según Nafae, «ya no hay una Asamblea Nacional para el Cambio e incluso El Baradei ha dicho varias veces que no es el presidente de esta, aunque él, como otros, ha colaborado en ella».


Según se consolidaba la revuelta popular del 25 de enero, los convocantes coincidían en que solo dialogarían con las autoridades a partir de la renuncia de Hosni Mubarak. Pero varios dirigentes de la oposición participaron el domingo en una reunión con el vicepresidente Omar Suleimán, nombrado por Mubarak, aún en el poder. Entre ellos se encontraban representantes de los Hermanos Musulmanes, un grupo proscrito pero semitolerado por el régimen, aunque según veteranos dirigentes de ese grupo, Egipto «vive en una nueva legitimidad» y deben aprovechar este momento.


Pero esa línea no parecen compartirla jóvenes de la organización islámica, que creen que esas negociaciones «no tienen beneficios». «Por supuesto estamos en contra de cualquier diálogo hasta que se vaya Mubarak, porque es una pérdida del tiempo», dijo el coordinador de los jóvenes de los Hermanos Musulmanes, Moez Abdel Karim.


Algunas figuras importantes de la oposición egipcia han quedado al margen de este diálogo, pero otros, en cambio, aunque sí fueron invitados, decidieron no asistir, como el Movimiento 6 de Abril, que inició las protestas contra el régimen. Un portavoz de ese grupo, Mohamed Adel, dijo que la postura de su organización y de otros colectivos de jóvenes es la original. «Estamos en contra del diálogo hasta que se vaya Mubarak», afirmó Adel. También dijo que, aunque algunos jóvenes acudieron a la reunión de Suleimán, «no volverán a las negociaciones».

 

«Es un proceso opaco»

Por su parte, El Baradei, una figura política con más eco fuera del país que dentro de Egipto, admitió que no había sido invitado a este diálogo y calificó la negociación como «un proceso opaco». «Nadie sabe quién está conversando con quién en esta etapa. El proceso está siendo manejado por el régimen saliente sin involucrar a la nueva oposición o al resto de la gente», dijo El Baradei.


A la cita tampoco fue invitado el ex candidato presidencial de la oposición Ayman Nur, dirigente del partido Ghad y que se convirtió en el principal rival de Mubarak durante las elecciones presidenciales de 2005. «El régimen insiste en invitar a opositores y no a alternativos o competidores, y por eso he sido descartado yo y también El Baradei», explicó Nur.


Mientras, en Estados Unidos, Barack Obama aseguró ayer que Egipto está «logrando progresos» para encontrar un camino que permita resolver la crisis. Preguntado sobre la reunión entre Omar Suleimán y varios grupos opositores, el presidente estadounidense indicó que «evidentemente, Egipto tiene que negociar un camino y está logrando progresos» para ello.


En su rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, dijo ayer que desde el comienzo de las manifestaciones contra Mubarak, hace dos semanas, se han producido «cambios monumentales». Así, citó el nombramiento de Suleimán y el anuncio de Mubarak de que no se presentará a la reelección y de que su hijo Gamal, considerado hasta ahora su heredero político, tampoco concurrirá a los comicios.

Mientras tanto, los manifestantes en la plaza Tahrir permanecen inamovibles tras catorce días de protestas y dicen que no se irán hasta que el presidente deje el poder. «Nos quedaremos aquí hasta que él se marche. No se ha derramado sangre para llegar a nada», aseguró ayer el ingeniero de obras públicas Salah Ahmed Mohamed, sentado en una acera de la plaza.