ELECCIONES GENERALES

Polonia dice adiós a una etapa conservadora

El liberal Komorowski obtuvo el 53,01% de los votos en las elecciones del domingo, frente al 46,99% de Kaczynski.

Komorowski saluda a sus seguidores durante la noche electoral.
Polonia dice adiós a una etapa conservadora
BARTLOMIEJ ZBOROWSKI/EFE

La victoria del liberal Bronislaw Komorowski abre el camino de Polonia hacia una europeización política y deja atrás a figuras polémicas como el conservador Jaroslaw Kaczynski, criticado en Bruselas por su nacionalismo e intolerancia. Komorowski, del partido Plataforma Cívica (PO), obtuvo el 53,01% de los votos, frente al 46,99% de Kaczynski, del partido Ley y Justicia (PiS).


El proceso era lento e inexorable y comenzó en 2007, con la derrota parlamentaria de PiS, cuando Jaroslaw Kaczynski perdió la oportunidad de continuar al frente del Ejecutivo y cedió ante el empuje liberal. La muerte en accidente aéreo de su hermano gemelo y jefe de Estado, Lech Kaczynski, junto con la elite conservadora polaca, aceleró el declive de la formación al privarla de muchas de sus principales figuras.


Ahora, Polonia queda definitivamente dominada por los liberales de Plataforma Ciudadana (PO), con Donald Tusk como primer ministro y Bronislaw Komorowski como futuro presidente de la república.


Para el europarlamentario del PiS Jacek Kurski, "Komorowski no gobernará por sí solo", sino que su presidencia estará dirigida por Tusk, lo que hace imposible esperar políticas activas y críticas por parte del próximo jefe de Estado, plegado a los intereses del Gobierno.


Se espera que Komorowski coopere con el Ejecutivo liberal, con un mandato que en algunos momentos llegue incluso a ser calificado de dócil, a fin de sacar adelante las reformas duras e imprescindibles que Tusk quiere poner en marcha para apuntalar la economía.


Como explica el analista Pawel Fafar, los polacos han demostrado que estaban "hartos" de los conflictos entre el primer ministro y el presidente y han optado por el aspirante más gris, pero firme defensor del consenso y del acuerdo como herramientas políticas.


Los votos del electorado de izquierdas han sido decisivos para la victoria de Komorowski, que durante su campaña electoral mantuvo un cortejo evidente con la Alianza Democrática de Izquierdas (SLD), cuyo líder, Grzegorz Napieralski, había sido el tercero más votado en la primera vuelta, con un 13%. "Sin nosotros no habría podido ganar", afirmó el diputado de la SLD, Ryszard Kalisz.


Es precisamente ahora cuando el liberal debe pensar en cómo materializar las promesas que hizo a la izquierda días atrás, entre las que se encuentran la financiación de los tratamientos de fecundación in vitro o la salida de las tropas polacas desplegadas en Afganistán. La parlamentaria conservadora Ewa Kierzkowska alerta ahora de que ese apoyo pasará factura y, "tras ganar las elecciones, el primer ministro Tusk tendrá que cumplir las promesas de Komorowski".


A pesar del papel de la izquierda, la elección del domingo ratifica que Polonia sigue situada a la derecha de la arena política, sumida entre dos modelos bastante similares, a pesar de lo que sus líderes y sus electorados pretenden.


Opciones similares que sin embargo mantienen dividida a la población, una división que incluso se reflejaba territorialmente, ya que ha sido el este del país, más pobre, y las zonas rurales las que han apoyado a Kaczynski, mientras que las ciudades y el oeste más desarrollado han votado mayoritariamente por Komorowski.


Los resultados también certifican la línea que Polonia seguirá en el futuro, con un presidente que busca reforzar el diálogo, la posición polaca en el foro internacional, europeísta convencido y representante de los intereses del mundo de los negocios.


La opción desechada, la que representaba Jaroslaw Kaczynski, deja fuera de juego a un político percibido como un gran patriota, que encarna las demandas de los trabajadores y que pretende velar por los intereses nacionales por encima de todo, aunque a la vez es considerado poco dispuesto a buscar soluciones de consenso y polémico en exceso.