"Oliver es la paradoja de la vida y la muerte"

Aquel 11 de septiembre de 2001 trajo consigo muchas muertes, pero también hubo vidas. Oliver Heggli Nonay, hijo de madre bilbilitana nacido en Washington, forma parte de la cara amable de una historia que conmovió al mundo.

Madre e hijo en el hospital Sibley de Washington en el momento exacto del atentado
"Oliver es la paradoja de la vida y la muerte"

No todo fue conmoción y tristeza aquel 11 de septiembre, también hubo alegría. Oliver Heggli Nonay fue el primer español -aragonés por parte de madre- nacido en la capital estadounidense el día del atentado.


"Yo siempre digo que Oliver es la paradoja de la vida y la muerte, porque es cierto que murió mucha gente, pero también hubo vidas. Oliver es algo bueno que pasó ese día", recuerda su madre diez años después.


Mari Carmen Nonay Vela, natural de Calatayud y de 41 años, lleva en EE. UU. "toda una vida". Con apenas 17 añitos esta joven bilbilitana se mudó a la capital estadounidense para sacarse COU y, según confiesa, la experiencia le "gustó demasiado", por lo que tiempo después decidió volver para completar sus estudios. De nuevo en Washington, cursó un MBA -Master in Business Administration- que le garantizaría un buen puesto en el Banco Mundial. Allí conoció a Beat Heggli, su marido. Funcionarios internacionales desde hace casi dos décadas, la pareja contrajo matrimonio al principio del milenio. Apenas un año después, Oliver vino al mundo.


Recuerdos del 11-S


El día del atentado, Mari Carmen se encontraba en el Hospital Sibley de Washington D. C., donde pasada la medianoche había dado a luz a su primer hijo. "A la mañana siguiente mi marido llamó a las oficinas para avisar de que habíamos sido padres y entonces le dijeron que estaban siendo evacuados". El edificio del Banco Mundial -donde todavía trabajan- se encontraba a tan solo dos manzanas de la Casa Blanca. La ciudad entera estaba en estado de alerta: desde la residencia del presidente o el Capitolio hasta los mismos hospitales de la zona, que permanecieron en estado de emergencia durante dos días. "La gente tenía miedo a salir a la calle... Washington parecía una ciudad fantasma", señala.


Cuando encendió el televisor de la habitación, Mari Carmen pensó que se trataba de una película. "Una vez que vi que era verdad me asusté muchísimo porque todo lo que veías era a Bush diciendo que había que ir a por ellos", recuerda. En los días siguientes al ataque de Al Qaeda, esta madre aragonesa trató de conseguir un pasaporte para su recién nacido. "Quería tenerlo a mano si algo gordo pasaba", apostilla. Sin embargo, al estar todo colapsado, los trámites se complicaron y no pudo obtener el certificado de nacimiento hasta diez días después de la tragedia.


Oliver, su pequeño, cumple todos los años vida el 11 de septiembre, una fecha que todos recordarán. "Tengo amigos a miles de kilómetros de aquí que me mandan siempre un mensaje diciendo: 'Felicidades a Oliver. Esta fecha nunca se nos olvida'", comenta su madre entre risas.


Conmoción en Washington


En Washington, cada vez más gente tiene la sensación de que la caída de las torres gemelas eclipsó el ataque al Pentágono y el cuarto avión que cayó en Pennsylvania tras la heroica resistencia de sus pasajeros. Marc Fisher,del Washington Post, señala que el 11-S parece un tema exclusivo de Nueva York y la Zona Cero. Sin embargo, Mari Carmen asegura que allí en Washington se vivió con la misma intensidad.


Las banderas ondeaban en todas las casas de la capital estadounidense y los ciudadanos pasearon su luto por las calles hasta que poco a poco aquel 11 de septiembre "pasó a ser un día más". Ahora, diez años después, la ciudad vuelve a revivirlo. "Donde más se ha notado es en la seguridad. Ves mucha más policía, sobre todo en los controles y aeropuertos", confirma esta aragonesa.


En la catedral Nacional de Washington, a unos metros de su piso, las autoridades locales celebrarán este domingo un evento conmemorativo al que acudirá el presidente estadounidense.


También en el colegio de su hijo Oliver, el prestigioso Sidwell Friends de Washington D. C. -al que asisten las hijas de Obama-, tienen preparado su propio homenaje. Según cuenta Mari Carmen, estos días les han mandado a todos los padres unos folletos informativos sobre cómo hablar con los niños de estos acontecimientos trágicos para la historia del país. “Los americanos son muy preventivos para estas cosas, pero yo tengo la teoría de que hay que dejar a los niños ser niños”, defiende ella.