EEUU

Obama deposita en su plan todas las esperanzas para salir de la crisis

Barack Obama no se anduvo por las ramas en su primer gran discurso sobre la situación económica desde su llegada a la capital federal y advirtió de un aumento del paro hasta cifras de dos dígitos (la tasa actual es del 6,7%) y una "generación" perdida si su plan de estímulo económico no es aprobado pronto por el Congreso. Ante una audiencia de entusiastas estudiantes de la Universidad George Mason, fue muy claro al indicar que un rechazo del plan -con un costo estimado de 800.000 millones de dólares- significa que "la mala situación actual puede convertirse en dramáticamente peor".




Algunos pasajes de su discurso tuvieron un tono muy sombrío -"si no actuamos rápido, es posible que no seamos capaces de cambiar la situación"-, aunque acto seguido se agarraba al plan como la llave que servirá para "modernizar Estados Unidos", reconstruyendo infraestructuras, invirtiendo en energías alternativas, modernizando las escuelas y llevando la banda ancha de Internet a las zonas rurales.




Obama culpó de la actual situación a la "profunda irresponsabilidad" de centros financieros como Wall Street y centros de poder en Washington, y no tuvo reparos en confrontar a los críticos con su plan. Reconoció el enorme costo de sus propuestas y la tremenda deuda que generará a futuras generaciones.


Para aliviar las preocupaciones prometió "un esfuerzo sin precedentes para eliminar el gasto poco prudente e innecesario".


En otro momento reconoció lo que algunos escépticos ya han dicho: que el gobierno ha gastado ya una gran cantidad de dinero en la economía con escasos resultados. Pero a continuación añadió, "por eso el Plan de recuperación y reinversión no está pensado para tirar dinero sobre nuestros problemas. Invertiremos en lo que funcione. La verdadera prueba de las políticas que vamos a impulsar no tiene que ver si son ideas de demócratas o republicanos, sino si sirven para crear puestos de trabajo, hacer que la economía crezca y poner el sueño americano al alcance de la gente", explicó.


Para el futuro, el presidente electo prevé una reforma del sistema regulador estadounidense, que considera "débil y desfasado" a la vez que prometió una revisión de la regulación de los mercados financieros y actuar con fuerza contra "los temerarios y codiciosos" en Wall Street para restablecer la confianza en los mercados. La reforma debe asegurar que el sistema financiero pueda resistir las crisis económicas y, a su vez, asegurar la protección de los consumidores y los inversores. Obama, que ha criticado a "los reguladores que no hicieron la tarea para la que estaban destinados", considera que hay que evitar a toda costa un "fallo catastrófico" de las instituciones financieras y para ello cree necesario un "completo arsenal de herramientas" que contribuya a recuperar el flujo de crédito entre instituciones.


El equipo de Obama valora este plan, que debe ser aprobado por el Congreso, entre los 675.000 y los 775.000 millones de dólares (492.800 y 565.800 millones de euros), pero el presidente electo matizó en que "no se trata sólo de un programa de obras públicas" porque la mayoría de los trabajos se crearán en el sector privado.