CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

Obama y Brown apuestan por reforzar las relaciones entre EEUU y Europa

El candidato demócrata a la Casa Blanca, Barcak Obama, desayunó con Tony Blair, ex primer ministro británico y enviado de paz en Oriente Medio, antes de reunirse con el "Premier" británico, Gordon Brown.

El primer ministro británico, Gordon Brown, y el aspirante demócrata a la presidencia de EEUU, Barack Obama, coincidieron en la necesidad de reforzar las relaciones transatlánticas para afrontar con eficacia los problemas que afectan al mundo.


Tras su reunión con el jefe del Gobierno, en la residencia oficial de Downing Street, Obama hizo unas declaraciones a los periodistas congregados en las que calificó su entrevista con el "premier" de "maravillosa" y "estupenda".


Según Obama, Brown y él coincidieron en que hay que "reforzar las relaciones transatlánticas para resolver problemas que ningún país puede resolver solo", como el terrorismo, el cambio climático o la crisis financiera global.


El senador por Illinois dijo que Brown está especialmente interesado en crear instituciones internacionales para abordar esa última cuestión, para lo que podría contar con el apoyo de EEUU si él resultara ganador en los comicios presidenciales de noviembre contra el senador republicano John McCain.


Brown y su invitado trataron también del proceso de paz en Oriente Medio y, según el estadounidense, ambos países tienen el compromiso de intentar ayudar a Israel y los palestinos a llegar a una buena solución.


Obama, que se mostró relajado y sonriente, agradeció al Reino Unido su compromiso militar en Afganistán, país al que él querría enviar más tropas estadounidenses y de otros países al tiempo que propone retirar en 16 meses las destacadas en Iraq.


En contraste con la Obamanía que arrasó la Europa continental, con grandes titulares y baños de multitudes, el candidato demócrata encontró en Gran Bretaña la típica reserva británica, en una visita de deliberada discreción.


Por una parte, no hubo ruedas de prensa conjuntas, para respetar el protocolo seguido con el senador John McCain cuando éste visitó Gran Bretaña el pasado marzo. Por la otra, tal vez por ser el primer fin de semana de clima verdaderamente estival en el Reino Unido, escasearon las multitudes para acoger a un candidato que, sin embargo, según las encuestas es el favorito de los británicos.


Tal vez influyera también el ambiente de pesimismo que reina en Downing Street tras la catastrófica derrota electoral de los laboristas en las elecciones parciales del pasado jueves en Glasgow, donde el partido gubernamental perdió frente a los independentistas un escaño parlamentario que poseía desde hacía 60 años.


Obama llegó a Londres para completar la última etapa de una gira internacional que, además de a las capitales europeas, le llevó a Irak, Afganistán, Jordania, Israel y el territorio palestino de Cisjordania.

El motivo de la gira era reforzar sus credenciales en política exterior -su punto débil electoral-, lo que, según los analistas, ha conseguido con una colección de fotos con las tropas estadounidenses en Iraq y Afganistán y los principales líderes internacionales.


Preguntado por los periodistas, Obama dijo hoy que no espera que su recorrido por el globo tenga un impacto político inmediato en su país, e incluso espera una caída en las encuestas. "La razón por la que este viaje era importante es porque estoy convencido de que muchos de los asuntos que afrontamos en casa no se resolverán de manera tan efectiva si no tenemos socios en el extranjero", aseguró.


Tras su reunión con Brown, el senador mantuvo una reunión distendida en el Parlamento con el líder del Partido Conservador -principal de la oposición-, David Cameron, quien al despedirse le regaló varios CD de su música británica favorita, como Radiohead o The Smiths.


Antes de reunirse con el jefe del Gobierno, Obama recibió en su hotel londinense al ex primer ministro Tony Blair, actual enviado del Cuarteto de Madrid para Oriente Medio, con quien habló del proceso de paz y el cambio climático.


Está previsto que el senador estadounidense, que el jueves cautivó a 200.000 alemanes con un inspirado discurso unitario, regresará a Estados Unidos, donde deberá acelerar su campaña a poco más de tres meses de las elecciones.