BERLÍN

Merkel defiende la operación frente a quienes critican el coste que supondrá

¿No salvamos empresas, damos oportunidades dentro de esta crisis¿, dijo la canciller. El representante de los Länder prefería la oferta de RHJ

La canciller alemana, Angela Merkel, defendió ayer la operación de venta de Opel al fabricante de componentes austro-canadiense Magna y al banco ruso Sberbank contra las críticas de los que lo consideran un proyecto con poco futuro y lo ven como un “regalo” electoral.


“Nosotros no salvamos empresas, sino que les damos una oportunidad dentro de esta crisis financiera”, afirmó Merkel en una entrevista que publicó ayer el diario ‘Süddeutsche Zeitung’.

Merkel subrayó que los avales estatales a Opel por 4.500 millones de euros solo son un elemento de un programa mucho más amplio con el que el Gobierno pretende ayudar a las empresas a salir de la crisis internacional.


Este programa respalda en un 90% a pequeñas empresas, subrayó Merkel, que con ello negó que se ayude exclusivamente a las grandes compañías en detrimento de las pequeñas.

La aprobación a la propuesta de General Motors de vender el 55% de Opel a Magna y el Sberbank se tomó dentro de la entidad fiduciaria que gestiona actualmente Opel con el voto en contra del único representante del Gobierno alemán.


El ex-jefe del fabricante de neumáticos Continental Manfred Wennemer decidió no dar su plácet por considerar que la operación es demasiado arriesgada ante los problemas que hay en el mercado automovilístico ruso y los riesgos que entraña para el contribuyente alemán. Tampoco el representante de los Länder en la entidad fiduciaria, el político liberal Dirk Pfeil, quiso dar su aprobación explícita y optó por la abstención.

RHJ, más barata

 

En declaraciones al diario ‘Bild’, Pfeil sostuvo que él hubiera preferido la oferta del inversor belga RHJ, filial del fondo estadounidense Ripplewood, pues este modelo hubiera costado 1.300 millones de euros menos al contribuyente. “Hay que tener en cuenta que los 4.500 millones de euros (de garantías alemanas) posiblemente no alcancen”, advirtió Pfeil.


A eso se suma, añadió, que hay que contar con que el modelo elegido provocará serios problemas dentro de la Unión Europea, puesto que “el plan de desmantelamiento de empleo presentado por Magna favorece a Alemania, algo que los países europeos con plantas de GM no aceptarán sin más”.


Uno de los problemas principales que ven tanto Wennemer como Pfeil en el plan de Magna es que a su juicio contempla objetivos poco realistas, como que New Opel produzca como muy tarde en 2012 unos 1.500 millones de automóviles.


Wannemer teme que Opel acabe endeudándose más hasta verse obligado a presentar suspensión de pagos en los próximos años.