REVUELTAS EN LIBIA

Los rebeldes se concentran en espera del fin del Ramadán y el asalto de Sirte

Fuentes de los rebeldes en Trípoli aseguraron que el presunto asalto a Sirte tendrá lugar en los próximos días, aunque se negaron a señalar una fecha precisa.

Un hombre destroza un mural de Gadafi
Los rebeldes se concentran en espera del fin del Ramadán y el asalto de Sirte
CIRO FUSCO

Con el rostro adusto y cierta esperanza en la mirada, miles de rebeldes convergen en Trípoli desde todos los rincones del país en espera del fin del mes de ayuno o Ramadán y con la vista puesta en el posible asalto de la ciudad oriental de Sirte, considerada el último gran bastión de resistencia gadafista.


Vehículos de todo tipo, plagados de hombres de barba agreste y tupida, y jóvenes casi imberbes, fluyen por las carreteras de todo el país en dirección a la capital, donde el grueso de las tropas rebeldes se concentra antes de poner rumbo a la cuna del dictador libio, Muamar el Gadafi.


Husein Abdel Homsi apenas tiene 20 años, el pelo negro y la sonrisa contenida. Miembro de uno de los clanes que habitan las secas montañas de Naflusa, viaja en el cajón trasero de una sucia y desvencijada furgoneta.


"Libia será libre cuando acabe el Ramadán. Será el regalo de Ala a sus hijos por tanto sacrificio", declara, fusil en ristre, en uno de los múltiples puestos de control que salpican el camino entre el sur de Túnez y la costa libia.


El sol del mediodía cae a plomo sobre una improvisada tienda hecha con postes, chatarra de mortero y una enorme manta, bajo la que se cobijan un puñado de presuntos oficiales, que vigilan cada uno de los coches que se acercan a la ciudad de Zintan.


Parecen una radiografía buscada de la estructura de las tropas rebeldes.


Un añoso jeque de luenga y canosa barba, un ex oficial de las tropas regulares gadafistas que pasó pronto al lado contrario, un fornido soldado de afinado bigote y dos adolescentes de unos quince años armados con fusiles de asalto.


"La victoria es irreversible. No importa donde está Gadafi, lo que importa es que ya no volverá a gobernarnos. Después de la fiesta del Aid (fin de ramadán) Libia será libre", explica el anciano mientras devuelve el pasaporte con parsimonia.


Algunos kilómetros más al norte, cerca de la localidad de Bir Ayyad, vecina a la capital, aún resuenan esporádicos combates, que sin embargo no alteran el constante devenir de todoterrenos, tanquetas y camiones cargados tanto con pequeñas metralletas antiaéreas como con vetustos lanzacohetes.


Fuentes de los rebeldes en Trípoli aseguraron que el presunto asalto a Sirte tendrá lugar en los próximos días, aunque se negaron a señalar una fecha precisa.


Pero todo parece apuntar a que podría ocurrir una vez que pasen los 2 días de asueto por el fin del mes de ayuno islámico o Ramadán, que concluirá esta noche o mañana.


"Primero debemos asegurar del todo Trípoli, y después lanzarnos contra los residuos de resistentes gadafistas. Tenemos hombres suficientes, pero es cierto que muchos de ellos necesitan mejor entrenamiento para un gran batalla", agrega Ahmad, quien solo se identifica como líder de un escuadrón rebelde.


Mientras las tropas se preparan sobre el terreno, la autoridad política trata de instalarse en la capital y mantener el difícil equilibrio con los jefes militares, algunos de los cuales desconfían abiertamente del Consejo Nacional de Transición (CNT). Quizá, en este momento, ese sea el mayor reto al que se enfrenta la cúpula política, junto a la necesidad de recuperar la rutina en las calles.


La electricidad y el agua siguen cortadas en numerosas partes de la capital, y son un lujo para la mayor parte de la población capitalina.


Grandes filas de coches se apiñan en las carreteras frente a las escasas gasolineras que permanecen abiertas, y montones de basura se concentran y hiede en numerosas esquinas de Trípoli y su extrarradio.


Aún así, la inminencia de la fiesta del Aid hacía este lunes que al caer la noche muchas tiendas se mantuvieran abiertas, con las pocas existencias que aún quedan en sus baldas.


De momento, la alegría por la "liberación" y el fin del mes del ayuno, alimentan las esperanzas de los tripolitanos.


"Lo más importante ahora es que podamos recuperar nuestra día a día, Gadafi es historia", apostilla Hama, una joven mujer ataviada con velo en una de las calles de la vieja medina tripolitana.