ALEMANIA

Los infiltrados de la Yihad

Jóvenes alemanes integrados en células islamistas ponen en alerta a los servicios de inteligencia por su capacidad para esquivar los controles

Legalmente su nombre es tan alemán como su origen: Eric. Pero sus nuevos amigos y confidentes de la escena radical islámica lo conocen como Abdul Gafhar, el nombre que escogió Eric Breininger en enero de 2007, cuando el joven de 21 años se convirtió al Islam.


Desde entonces Eric, alias Abdul, dejó de fumar y beber alcohol, ya no volvió a comer carne de cerdo y comenzó a orar cinco veces al día. La metamorfosis del joven fue total, pero también radical. En poco más de un año, el introvertido Eric, un apasionado del fútbol, de la ropa de marca y de las discotecas, pasó a ser el terrorista más buscado del país y su fotografía se puede ver ahora en todas las estaciones de ferrocarriles y aeropuertos del país germano. Un honor que sólo tuvieron hace varios años los temidos miembros de la Fracción del Ejército Rojo.


"La persona retratada es altamente sospechosa de ser militante de una organización terrorista", señalan los carteles de la Policía Criminal Federal. "Cuidado la persona puede estar armada y es violenta" continúa destacando el letrero. Breininger desapareció de Neunkirchen, su pueblo natal, en el verano de 2007. Después de estudiar árabe en Egipto se unió al grupo extremista Unión para la Yihad islámica, que le dio instrucción militar en un campamento de Pakistán.


A comienzos del año pasado las autoridades alemanas descubrieron el rostro de Breininger en varios mensajes de propaganda del grupo terrorista al que pertenece. Éstas fueron difundidas a través de Internet y en ellas el joven aparecía con la cara descubierta, hecho que llamó la atención de los expertos en violencia radical islámica. Esta descarada acción lo catapultó a la lista de posibles mártires de la guerra santa.


"Uníos a la Yihad, porque es el único camino que lleva al paraíso y, si no lo podéis hacer, donad vuestros bienes", dice Eric en uno de los primeros mensajes dirigidos a sus compatriotas. En el último, difundido a finales de octubre pasado, el joven terrorista utilizó un lenguaje más violento. Denunció que su país estaba en la mira de los islamistas a causa de la presencia del Ejército alemán en Afganistán y que él y otros combatientes habían decidido declarar la guerra a los "ocupantes".


Desde entonces, sus compatriotas no han vuelto a tener noticias de Breininger, pero varias fuentes periodísticas han señalado que regresó a Alemania vía Sarajevo. Antes de viajar a Pakistán, este joven tenía estrechos contactos con el denominado grupo de Sauerland. Esta pequeña célula islamista intentó volar varias instalaciones militares de EE UU en el verano de 2007.


El operativo policial evitó esta acción, además de impedir una sangrienta oleada de ataques terroristas, e informó al país de un nuevo peligro: dos de los tres detenidos eran ciudadanos alemanes conversos al Islam, Fritz Gelowicz y Christian Schneider. Poco antes de volar a Egipto y Pakistán, Eric Breininger había compartido una habitación en Neunkirchen con Christian Schneider, quien llevaba meses preparando junto con Fritz Gelowicz y el turco Adem Yilmaz los atentados a las bases militares americanas.


El hecho de que tres teutones convertidos decidieran ejercer como combatientes en la guerra santa ha hecho creer a las autoridades alemanas que el país puede estar ante una nueva generación de terroristas, que han cambiado la ideología marxista por la religión. Al igual que los miembros radicales de la primera generación de la RAF tienen los mismos motivos. Odian a EE UU y están en contra de la presencia militar de Occidente en el mundo islámico, como antes lo estaba la RAF contra la guerra en Vietnam.

Menores sospechas

 

Estos terroristas germanos conversos al Islam representan un peligro mayor que la RAF, cuyos militantes sólo pretendían causar daños en Alemania. Los guerreros anónimos, gracias a su origen, pueden viajar por el mundo sin despertar sospechas y tienen más posibilidades de pasar por los filtros de seguridad y poder realizar un atentado, lo que les erige en un peligro global.


¿Cuántos terroristas alemanes conversos al Islam existen en el país? Nadie lo sabe con exactitud. Ni siquiera la Administración conoce el número exacto de alemanes que han decidido abrazar la religión musulmana, una decisión que evidentemente no los transforma en terroristas. Pero la duda existe y en medios políticos ya se considera a los convertidos una fuente importante de reclutamiento de potenciales guerrilleros islamistas.


El ministro del Interior alemán, Wolfgang Schäuble, está convencido de que estas personas representan una amenaza para la seguridad del país. Mientras, los expertos en el combate contra el terrorismo islámico llegaron a la conclusión de que Al-Qaida centra la búsqueda de nuevos combatientes para la causa entre los convertidos. Un terrorista teutón que se llame Fritz o Helmut resulta más difícil de controlar.


La foto de Eric Breininger, alias Abdul Gafhar, también se puede contemplar en todas las instalaciones militares de la OTAN en Afganistán y en las dependencias públicas del país. A pesar de estos esfuerzos por localizarlo, algo extraño sucede en el mundo del espionaje global, nadie sabe el paradero actual del terrorista más buscado en Alemania. ¿Está en territorio germano para preparar un atentado contra los infieles, o decidió combatir a los soldados alemanes en Afganistán?