LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

Los hispanos entran en juego

Barak Obama habla español y Hillary Clinton viste sarapes mexicanos. Nevada ha entrado en juego, y con ella el voto hispano.

El "Yes, we can" de Barack Obama se ha convertido en "Sí se puede". Hillary Clinton come tacos, Bill Clinton viste sarapes mexicanos, los mariachis sustituyen a Bruce Springteen en los mítines y a la entrada hay cascos para traducción simultánea en español. Nevada ha entrado en juego, y con ella el voto hispano. Con un 25% de hispanos, ese voto es para las primarias demócratas lo que será el de color para Carolina del Sur el sábado que viene.


Pero esta vez hay más en juego y los candidatos no se pueden permitir la política "del taco y el sombrero" que tradicionalmente han utilizado para ganarse el voto hispano, según explicaba a 'Los Angeles Times' Harry Pachón, jefe del Instituto de Política Internacional Tomás Rivera. "El candidato pasaba por la ciudad, chapurreaba un par de palabras en español, se comía un taco y se ponía un sombrero mexicano. Los tiempos han cambiado".


Ahora los hispanos quieren una respuesta para los 12 millones de inmigrantes indocumentados que los candidatos republicanos prometen expulsar si ganan las elecciones y soluciones concretas para los problemas mayores que les afectan tanto o más que a cualquier anglosajón, como la guerra de Iraq: "Que se traigan a los muchachos a casa, por el amor de dios, que hagan un poco de conciencia y se pongan en el papel de una madres, es terrible!", suplica Víctor Flores, manager del restaurante Lindo Michoacán donde la semana pasada Clinton pasó más de dos horas hablando con votantes hispanos afectados por la crisis hipotecaria.


Henchido de orgullo


Flores sabe lo se siente porque hace cinco años su hijo se libró por los pelos de ir a Iraq. Cuando le vio jurar bandera, henchido de orgullo en su uniforme, le asaltó un pensamiento. "Me acordé de cuando yo estaba cruzando el río, hace 20 años, con el coyote gritándonos. Pensaba en encontrar trabajo, en mandar dinero y en traerme a mi familia, pero nunca me imaginé que mi hijo fuera a irse a pelear por este país".


Il va a votar por Clinton, pero su hijo menor ha convencido a su esposa de que vote por Obama. Y aunque las discusiones de la cena no le han hecho cambiar de opinión, admira el tirón que Obama tiene entre la gente joven. "Es muy inteligente, está sembrando conciencia de voto entre los jóvenes. El todavía tiene mucha cuerda, y si llega a perder puede volver a aventarse".


En el estado donde más crece la población hispana de todo EE.UU., muchos se preguntan qué hay que hacer para arrastrarla a las urnas. "No es que no voten, es que se le toma en cuenta no más cuando hace falta, como a Dios, que cuando te alivias te olvidas de él. Esta vez todo el mundo se está volteando para Nevada. Ahora es cuando la gente se va a dar cuenta de la fuerza hispana".