EUROPA

La UE vigila con preocupación la corrupción que se extiende por la Europa del este

Bulgaria y Rumanía podrían dejar de recibir fondos de Bruselas si no luchan con eficacia contra este problema.

La complicada ampliación de la Unión Europea al este ex soviético ha introducido en el sistema institucional del continente un problema para el que, por ahora, Bruselas tiene gestos de preocupación, no soluciones: los recién llegados que fueron satélites de la Rusia comunista adolecen de un grave problema de la corrupción que tiene sus orígenes más cercanos en la pobreza, la escasez de productos y el desbarajuste económico, y en el sistema de corte autoritario establecido por las nomenclaturas dirigentes en la anterior época. Es una herencia del pasado que golpea a las todavía frágiles estructuras democráticas estatales de los nuevos socios de la UE.


Marek Magierowski, subdirector del diario polaco 'Rzeczpospolita', recuerda el origen del fenómeno: "Las colas para conseguir productos provocaban la desesperación de mucha gente, que acababa sobornando a un funcionario; todo el mundo lo hacía y nadie lo condenaba, sería como condenar el sexo prematrimonial, y por eso es tan difícil erradicar la corrupción en países como Polonia o Bulgaria".


Desde 1989, el sistema político-económico cambió, pero la corrupción se mantuvo y las viejas prácticas del comunismo se vistieron con el traje del capitalismo de corte mafioso, rentista y especulativo. En este contexto, el mundo de la política y el de los negocios ilícitos o poco transparentes se dan la mano. Diliana Kadrinova, funcionaria de Sofía, afirma que "Bulgaria está en manos de las mafias económicas y políticas, los mafiosos son los amos del país y no dudan en matar a quien se oponga a sus planes criminales".


Esto fue lo que les pasó hace unos días a Georgi Stoev, autor de libros sobre el crimen organizado, y al empresario Borislav Georgiev: fueron asesinado a tiros. La situación de Bulgaria es grave, y la UE, que ya había impuesto un régimen especial de vigilancia de la corrupción a este país, ha anunciado que podría congelar las ayudas. De hecho, Sofía ha dejado de percibir ciertos fondos para el desarrollo de las infraestructuras.

Fondos europeos amenazados


Según un informe del Centro de Estudio para la Democracia (CDS), el dinero que acaba en manos mafiosas -más de mil millones de euros en sobornos en 2006- es casi tan importante como el volumen de las ayudas europeas que tiene que recibir el país balcánico, unos 11.000 millones de euros, hasta el 2013.


El estudio asegura que la corrupción salpica a "políticos, miembros del gobierno, altos responsables gubernamentales, alcaldes y concejales". La situación es tan alarmante que el embajador de Estados Unidos en Bulgaria, John Beyrle, comparó la corrupción a "un impuesto camuflado que frena el desarrollo económico y social". Muchos jueces y fiscales se dejan comprar con facilidad, y crecen como hongos los casinos y los restaurantes de lujo en el centro de Sofía.


La situación en Rumanía, donde 300 multimillonarios acaparan un tercio del PIB del país, no es mejor, aunque las autoridades iniciaron hace cuatro años una 'operación Manos Limpias' que mandó a la cárcel a ministros, diputados, jueces y policías. Pero la UE no se da por satisfecha y también ha hecho saber a Bucarest que si no lleva a cabo reformas que garanticen la independencia de la justicia y una lucha eficaz contra la corrupción, podría bloquear una parte de los fondos.


El 83 por ciento de lo rumanos está convencido de que la corrupción no ha disminuido desde la entrada de su país en la UE, y el presidente del banco BRD, Baltasar Bogodan, afirma que las comisiones ilegales pagadas en las privatizaciones de las dos últimas décadas ascienden a unos 4.000 millones de euros.

Preocupación empresarial


Fuentes empresariales españolas con interese en Polonia aseguran que "la corrupción y las mafias en los países del Este preocupa, asusta a muchos hombres de negocios y frena la inversión extranjera".


En su informe de 2007, la organización independiente Transparency International (TI) emite un juicio severo para muchos países del Este europeo. En una escala de 1 a 10, puntúa a la República Checa con un 5,2, y Polonia suspende con un 4,2, igual que Cuba.


"La situación en Polonia es seria, pero ha mejorado", asegura Marcin Król, decano del Departamento de Ciencias Sociales Aplicadas de la Universidad de Varsovia. El anterior gobierno conservador de Jaroslaw Kaczynski hizo de la lucha contra la corrupción uno de sus principales caballos de batalla, pero, en su opinión, "no fue más que una maniobra de distracción". Según el Banco Mundial (BM), la corrupción en Polonia, que afecta a la vida política, económica y hasta deportiva, es un mal difícil de erradicar, pero ha disminuido desde 1999.


Chequia tiene uno de los niveles más altos de corrupción en los medios políticos y en la administración pública de la UE, lo que también preocupa a Bruselas y al mundo de los negocios. En Eslovaquia, las viejas costumbres del pasado mueren lentamente y, según diversos informes, muchos ciudadanos siguen pensando que el soborno es una práctica aceptable.


El Banco Mundial, el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) y organismos como Economist Intelligence Unit (EIU) consideran que la corrupción es uno de los problemas más graves de Hungría. Es la misma percepción que tiene el 61 por ciento de la población de las tres repúblicas bálticas (Lituania, Letonia y Estonia).


Eslovenia está en mejor situación que otros territorios de la ex Yugoslavia como Serbia y Montenegro, y en Albania las mafias económicas y el crimen organizado se mueven como peces en el agua.