ESCÁNDALO EN EE. UU.

La verdadera guerra de Afganistán

Un informe filtrado en internet descubre matanzas de civiles y la financiación de grupos paramilitares por EE. UU..

Dos soldados estadounidenses charlan con dos civiles afganos de la provincia de Kandahar.
La verdadera guerra de Afganistán
M. ROMANA/AFP

Muchos y bien visibles tendrán que ser los cambios de la nueva estrategia norteamericana en Afganistán prometidos por el recién nombrado comandante en jefe de la guerra, general David Petraeus, que sustituye al caído en desgracia Stanley McChrystal, para contrarrestar los demoledores relatos y textos que aparecen en la que se conoce ya como la mayor filtración de documentos oficiales de la historia militar de Estados Unidos.

Esos 90.000 folios secretos hechos públicos este lunes por la web Wikileaks confirman muchos de los peores temores sobre la acción de las fuerzas del Pentágono, como la muerte de cientos de civiles de los que nunca se informó, la existencia de tropas secretas especiales dedicadas a 'cazar' dirigentes insurgentes o la revelación de que los servicios de inteligencia pakistaníes han otorgado ayuda a los talibanes al mismo tiempo que Islamabad recibía más de 1.000 millones de dólares -770 millones de euros- anuales de Washington por su ayuda contra los insurgentes.

La Casa Blanca trató de defenderse del impacto del informe publicado de manera conjunta por 'The Guardian', 'Der Spiegel' y 'The New York Times' con el argumento de que "pone en peligro las vidas de los estadounidenses y de nuestros socios", según palabras de la mano derecha de Barack Obama en materia de Seguridad Nacional, general James Jones.

Durante el mandato de Bush

Para tratar de minimizar el impacto sobre la actual Administración, el asesor presidencial subrayó que los documentos filtrados abarcan el período entre enero de 2004 y diciembre de 2009, la mayor parte durante el mandato de George W. Bush. Horas más tarde, el Pentágono elevó el tono de la respuesta oficial al considerar "acto criminal" las filtraciones, al tiempo que anunciaba una revisión a fondo de la información para evitar "potenciales daños" a las tropas.

Un pormenorizado recuento de los cientos de casos contenidos en el documento -algunos incluso de este año- muestra que Washington ha ocultado tanto pruebas de sus propias actuaciones fuera de la ley como del poderío militar acumulado por los talibanes y las sangrientas masacres que han protagonizado las tropas, matando a unos 2.000 civiles hasta el día de hoy. Según el diario 'The New York Times', mucha de la información no es verificable, pero "numerosos informes se basan en fuentes que los militares consideran fiables".

Ante la gravedad de las revelaciones, algunos destacados demócratas han dejado de lado la polémica sobre la filtración para centrarse en su contenido. "Al margen de la manera ilegal en que estos documentos salieron a la luz, plantean serias interrogantes sobre la realidad de la política estadounidense hacia Pakistán y Afganistán", según declaró el jefe del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, John Kerry.

En el análisis de los informes militares realizado por el periódico neoyorquino se apunta que el Gobierno de Islamabad "permite a representantes de sus servicios secretos reunirse con los talibanes en sesiones secretas para organizar redes de grupos militantes que combaten a los soldados norteamericanos, e incluso traman planes para asesinar a líderes afganos". El diario británico 'The Guardian', por su parte, llega a la conclusión de que Estados Unidos cuenta con un grupo de elite que trabaja al margen de la ley orientado a matar a líderes talibanes o capturarlos sin juicio.

Cambiar el curso del conflicto

Al hilo de estas informaciones, el fundador de Wikileaks, Julian Assange, defendió ayer en Londres la publicación y fiabilidad de unos documentos que sugieren que en la contienda afgana se han producido crímenes de guerra. "Corresponde a un tribunal decidir si estamos o no ante un crimen", indicó en un comunicado.

"Hemos intentado asegurarnos que este material no ponga a nadie en peligro. Todo tiene más de siete meses, por lo que no puede tener consecuencias operacionales, aunque pueda tenerlas en el terreno de la investigación", dijo. Para Assange, estas informaciones "permiten comprender qué ha sido la guerra durante los seis últimos años" y demuestran que "el curso de la guerra debe cambiar".