ELECCIONES

La Unión Europea entra en la campaña electoral en el Reino Unido

El segundo de los tres debates televisados entre Brown, Cameron y Clegg estuvo más equilibrado, al menos, en la primera parte.

Con una pregunta sobre la relación del Reino Unido con la Unión Europea arrancó anoche el segundo de los tres debates televisados que los líderes de los principales partidos británicos mantendrán hasta las elecciones generales, el próximo 6 de mayo. Es una cuestión polémica que sacó a relucir las distintas posturas entre laboristas, conservadores y liberales demócratas. La palabra recayó en primer lugar en Gordon Brown, quien condujo la respuesta con éxito al punto fuerte del programa laborista: la economía y los tres millones de empleos que dependen en la UE.

"Queremos estar en Europa, pero sin ser gobernados por Europa", resaltó el líder 'tory' David Cameron para convertirse minutos después en flanco de ataque de sus rivales.

El liberal demócrata Nick Clegg rememoró su experiencia como funcionario en la Comisión, en el área de comercio bajo un comisario conservador, para defender que "juntos somos más fuertes, aislados de la Unión Europea somos más débiles".

Con 67 normas acordadas de antemano, solo se registró un acto de espontaneidad en la primera mitad del debate. La audiencia rio una gracia de Brown sobre sus rivales discutiendo como "mis hijos en el baño".

Antes, cada candidato hizo hincapié en sus respectivos puntos flacos que han surgido en la campaña. Brown resaltó que la sustancia ha de imponerse a la imagen; Cameron defendió que solo los 'tories' ofrecen un cambio genuino; y Clegg rememoró el cautiverio de su abuela en un campo de concentración japonés como aval de su defensa de los valores tradicionales de los británicos.

Es la primera vez que los líderes de los principales partidos debaten juntos frente a las cámaras de televisión en unas elecciones generales y el experimento ha dado un vuelco a la campaña. La contienda se ha animado y el resultado es mucho más incierto que meses atrás cuando se daba por descontado la derrota del partido Laborista tras 13 años en el poder y el retorno de los conservadores a Downing Street.

Estilo directo

Diez millones de espectadores siguieron en directo la sesión inaugural, el jueves pasado, en un estudio de Manchester. Y a medida que avanzaba el debate se vislumbró con claridad el ganador de la velada. Clegg, un desconocido hasta entonces para el gran público, convenció a la audiencia con su estilo directo, actitud relajada y unos argumentos que echaron por tierra la estrategia de sus rivales políticos. La contienda de ayer estuvo más equilibrada, al menos, en su primera parte.

La semana anterior, el líder lib-dem se apropió del motor de la campaña conservadora que presenta a Cameron como garantía de cambio. Nick Clegg ondeó su programa de gobierno como única alternativa que asegurará la transformación de la política británica.

"El avance del duopolio al pluralismo es irreversible", reiteró esta semana, en Londres, ante miembros de la Asociación de Periodistas Extranjeros. Se refería al cada vez más factible declive de la alternancia de gobierno entre laboristas y conservadores, que favorece el sistema electoral de mayoría absoluta tradicional en el Reino Unido.

Al líder liberaldemócrata le salió ayer un defensor inesperado, el ministro de Negocios y jefe de campaña de los laboristas, Lord Peter Mandelson, que acusó a los 'tories' de haber orquestado una campaña de "difamación" contra este a través de la prensa conservadora británica.

Los sondeos de opinión parecen dar la razón a Clegg. Desde ese primer debate, los lib-dem han pasado de una tercera posición en la intención de voto a un segundo e incluso primer puesto.

Apoyo equilibrado

El apoyo a los tres partidos principales en el Reino Unido se ha equilibrado en torno a un tercio de los votos y, si esta tendencia se confirma en las urnas, no saldrá un gobierno mayoritario en estas elecciones.

El equipo de Gordon Brown trabaja ya sobre la premisa de un futuro 'parlamento colgado', como se conoce popularmente al gobierno carente de una mayoría absoluta, y hace la corte al jefe liberal demócrata para formar una coalición progresista de centro-izquierda.