EN PIE DE GUERRA

La ultraderecha quiere la cabeza de Obama

El odio contra el primer presidente negro dispara el número de atentados racistas en EstadosUnidos. La violencia en las calles durante los debates de la reforma sanitaria en septiembre preocupa mucho al FBI.

Antes de que la Administración Bush desencadenara su particular "Guerra contra el Terrorismo" y bastante tiempo antes del 11-S, el gobierno de Estados Unidos no tenía que mirar muy lejos para encontrar sólidos ejemplos de grupos violentos 'made in USA' que operaban sin grandes complicaciones dentro de su propio territorio. La presencia de estas organizaciones extremistas, fuertemente armadas, que recibían entrenamiento militar en regiones boscosas o selváticas, no había sido evaluada como una amenaza. Ni siquiera cuando dichos grupos dieron pruebas más que suficientes de estar dispuestos a llevar su odio y fanatismo hasta sus últimas consecuencias, como sucedió en el atentado con bomba en Oklahoma que costó la vida a 168 personas en abril de 1995. El censo más fiable que manejan las organizaciones de derechos humanos habla de la existencia de 809 grupos de ultraderecha de tendencia violenta en todo el país.

 

Las milicias suelen tener sus bases en áreas rurales, sobre todo en el medio oeste norteamericano. Sus miembros visten uniforme, van fuertemente armados y se entrenan sin descanso. No reconocen la autoridad del gobierno federal, al que acusan de cobrarles excesivos impuestos. Lo culpan también de permitir que "el comunismo" y "el sionismo internacional" intenten destruir Estados Unidos. Los fanáticos raciales, entre ellos los de la Milicia de Michigan, a la que estaba vinculado Timothy McVeigh, cabeza visible de la masacre de Oklahoma, actúan al menos en 15 de los 48 estados norteamericanos y suman más de 100.000 militantes.

 

La llegada del primer presidente afroamericano, Barack Obama, a la Casa Blanca o el reciente nombramiento de la primera jueza hispana, Sonia Sotomayor, al Tribunal Supremo, han significado dos grandes hitos en la lucha contra el racismo en EE. UU. Sin embargo, la fobia contra los inmigrantes y el extremismo de derechas anti abortista y anti gay están en aumento en todo el país.

 

Un informe del Southern Poverty Law destaca que "el hecho de que el gobierno federal -al que todos los movimientos radicales ven como su principal enemigo- esté encabezado por un hombre negro ha creado un resentimiento sin precedentes en los defensores de la supremacía blanca".

 

Oleada de agresividad

El odio y la violencia que se produjeron en las calles durante los debates de la reforma sanitaria a mediados de septiembre ha provocado gran preocupación en el seno del FBI. "Muerte a Obama, a su esposa Michelle y a sus dos hijas estúpidas", decía el cartel que portaba uno de los manifestantes. Una esvástica apareció además pintada en la entrada de la oficina de un diputado que defiende el plan de salud de Obama. Pero la alarma crece porque el número de incidentes racistas en los últimos meses se ha multiplicado.

 

En ese clima hay que encuadrar el atentado protagonizado por un supremacista de 88 años, James von Brunn, que irrumpió en el Museo del Holocausto en Washington el pasado junio disparando a sangre fría contra un guardia de seguridad afroamericano, que murió en el acto. En otro incidente, Jim Adkisson, un hombre que quería eliminar Obama, asesinó a dos personas en una iglesia de Tennessee porque comulgaban junto a gays y a lesbianas. En Mount Vernon, Ohio, un joven hispano fue arrastrado con una soga al cuello por el suelo de un aparcamiento mientras un grupo de adolescentes gritaba todo tipo de insultos racistas.